Mis labios han perdido la forma de los tuyos,
ya no cazarán más las risas que nacen de tu boca
ni aliviarán la sed de tu piel más secreta.
Mis labios se han negado ya a la vida
como un sésamo que ignora la orden de su dueño.
Ya han perdido el color y la esperanza
de volver a ser tuyos,
y en un acto supremo de abandono
sellarán la entrada al nuevo día.
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