viernes, 8 de febrero de 2008

EL LAMENTO DE LAS BALLENAS

He estado a punto de titular este post El canto de las ballenas pero, después de ver estas fotografías (tomadas por el Servicio Australiano de Aduanas), me ha parecido poco apropiado, la verdad. Le hubiera ido más al pelo el de canto fúnebre.



Ballena y su ballenato muertos y enganchados a un ballenero japonés.


Ballena arponeada por el ballenero japonés Yushin Maru 2.


Japón, esa gran potencia mundial, líder en tecnología, que parecía estar a años luz del resto de los mortales, se me acaba de caer a los pies. Gobiernos, organizaciones e investigadores de muchos países están denunciando que, detrás de su supuesto programa de caza con “fines científicos”, hay un interés comercial. Pero, ¿acaso se había creído alguien que detrás hubiera otra cosa? A no ser que los "experimentos" sean culinarios, todo el mundo sabe lo apreciada que es la carne de ballena en este país asiático...

Pero Japón no es el único país que caza ballenas. Islandia y Noruega también siguen esta práctica. Noruega, por ejemplo, reanudó en 1993 la caza de ballena enana, haciendo caso omiso de la prohibición internacional impuesta hace veinte años por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Ayer mismo, sin ir más lejos, el gobierno noruego autorizó la caza comercial de un total de 1.052 ballenas enanas durante la campaña de este año.

Es una lástima que, en los tiempos que estamos, el ser humano haya evolucionado tan poco en algunos aspectos. En su soberbia, cree que el planeta es suyo y que puede hacer con él lo que le venga en gana, dominarlo, subyugarlo, ¡cambiarlo! Y así nos va: no hay más que ver los estragos que está empezando a provocar el cambio climático y que son sólo la punta del iceberg de lo que nos espera. Por cierto que, hablando de icebergs, es probable que pronto tengamos que desterrar de nuestro lenguaje esta expresión, pues éstos son los primeros que van a desaparecer.

Pero volvamos al tema de las ballenas, que es el que me interesa. Este noble animal siempre me ha atraído. Creo que tiene una belleza extraña, alejada de los cánones típicos (incluso entre el reino animal), que cautiva y atrae por sí misma.

De hecho, una de mis ilusiones ha sido siempre hacer ese viaje fantástico a la Patagonia para verlas de cerca. Pero es muy caro, carísimo, y es una lástima, porque al paso que yo ahorro y al paso que las van matando, creo que no llegaré a tiempo de ver ninguna.

En fin, dentro de no demasiado tiempo, nosotros aún podremos decir a nuestros nietos que tuvimos la suerte de ver ballenas vivas. En Japón, cuando menos, siempre podrán entretenerse con su noble arte, el origami, y hacer ballenas de papel.



4 comentarios:

Jueves dijo...

A mí también me gustan las ballenas... No se, parece que están fuera del tiempo, que nacieron todas en el siglo XIX... Por eso será que algunas, como Larra, se suicidan...
Bueno, qué tonterías...
¡Gracias por tu blog escarlata!

Anónimo dijo...

Hola, jueves, celebro verte por aquí. :)
Al menos, si se suicidaran, lo habrían elegido ellas...
Un abrazo escarlata

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Lo increíble, es que no entendamos que nosotros también somos animales.
Solo nos diferencia el nivel evolutivo que hemos alcanzado.
Solos ante la naturaleza no sobreviviríamos ni una semana...un abrazo y gracias por tus palabras...azpeitia

Anónimo dijo...

Gracias, Azpeitia, por regalarme parte de tu tiempo. Es un placer verte por aquí...
Un abrazo escarlata