jueves, 23 de agosto de 2012

Si me faltas...


Yo quería morirme. No me importaba. No, ayer no. Ayer hubiera muerto a sabiendas de perderlo todo y a todos. Ayer sentí la ausencia de tus manos en mi pelo, de tus labios en los míos, de tus ojos, y deseé morir como nunca por temor a tener que desaprenderlos. No siempre basta con ser valiente... La felicidad me rehuía, la soledad me saludaba de la mano de tu imagen más desolada. Tu no-tú y mi no-yo se deseaban en silencio, pero mantenían la actitud fría y dura que creían apropiada para ese momento, exenta de ternuras. 

Pero desconocíamos, amor, que la piel es sabia, que sabe tomar las riendas en el momento exacto, cuando descubre horrorizada que la razón se ciega en estúpidos argumentos que amenazan su felicidad. Entonces actúa, se erige por encima de todo y grita, reivindica su necesidad de decidir cuando la mente se bloquea, y toma el poder, el bendito poder, a tiempo de convertirnos de nuevo en ti y en mí.

3 comentarios:

Mary dijo...

Me gusta mucho lo que escribes, pero vas a tener que decirme porque "Si me faltas..." me sacudio, como que tiene electricidad este escrito. Un besito

Antonio dijo...

Me gusta mucho tu blog es fantastíco igual que lo que escribes.Saludos.

Esteruca dijo...

Gracias, Antonio, por pasarte por mi pequeña isla y dejar tu huella en la arena.