martes, 26 de mayo de 2020

Poema a cuatro manos


Me dices Si te pienso, te sueño 
sin saber que soy yo la que, 
sin pensar, 
te sueña. 
Te sueño bajo un cielo azul, 
radiante como tu sonrisa, 
esa sonrisa que tú haces nacer cada día.
En una playa, 
donde tu mirada calentará mi corazón 
más que el propio sol, 
una playa que será testigo de nuestro amor,
donde tu mano cogerá la mía y nuestros dedos se entrelazarán 
para hablar en ese lenguaje que solo ellos conocen. 
Que nadie entenderá y, 
sin embargo, 
envidiará.
Y, entonces, 
me sueño yo, 
y te sueño yo,
contemplando esas galaxias que habitan tu cuerpo 
y buscando nuevas constelaciones para recorrerlas con mis dedos. 
Allí donde te perderás si quieres perderte 
y me encontrarás si quieres buscarme. 
Me sueño, sonriendo feliz 
y preguntándome cómo el destino te trajo a mí 
y cómo, 
sin saberlo, 
llevaba una vida esperándote. 
La misma que yo dediqué, 
sin saberlo, 
a buscarte.
Y, entonces sí, 
me sueño de nuevo yo, 
siendo un zahorí en el desierto, 
ese desierto que son mis ojos si no los miras,
buscando agua con la que regar esa planta 
que un día se convertirá en nuestra maceta. 
Esa que crecerá, 
como nuestro amor lo hace, 
contra viento y marea.
Porque sí, 
porque lo sé, 
porque hasta en el desierto hay agua para nosotras, 
en el oasis que es, 
para mi sed, 
tu boca.
Porque tú estás hecha para mí como yo para ti, 
de la misma manera que nuestros labios se acoplan 
y hacen desaparecer el mundo cuando se juntan. 
Ese mundo que ya es nuestro mundo. 
Tuyo y mío.

No hay comentarios: