¿En qué momento,
hijos de Adán,
se os concedió la tierra?
¿Acaso nosotras,
hijas de Eva,
no sufrimos bastante destierro por ella?
Nuestra es la tierra por derecho.
Jamás renunciaremos a tenerla.
La tierra necesita nuestras manos
igual que reclama las vuestras.
Quizá no sean tan fuertes,
quizá no sean tan rudas,
pero saben alzarse al cielo
con las palmas desnudas.
Aquí nos tenéis,
dispuestas a todo,
queremos nuestro lugar,
aunque sea entre el lodo.
Venimos pisando fuerte,
ya no somos invisibles,
somos muchas y valientes,
y no nos conformamos con la suerte.
No venimos a ayudaros,
sino a luchar codo con codo.
Venimos para quedarnos.
Antes o después,
de algún modo,
nuestra será la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario