miércoles, 24 de agosto de 2022

De ruinas


Frente al dolor hay dos clases de personas: las que se rompen hacia fuera y las que se rompen hacia dentro. Las que nos rompemos hacia dentro lo hacemos sin ruido, sin estridencias, soportando estoicamente las aristas afiladas de ese corazón hecho pedazos. A menudo se nos tilda injustamente de cobardes, de tibias, precisamente por eso, por nuestro silencio, pero lo que no saben quienes tienen la mala costumbre de juzgar a la ligera es que, en su momento, ya hicimos lo que debíamos hacer, ya luchamos, ya nos abrimos en canal, y cuando nada de eso sirve solo nos queda recoger uno a uno los pedazos, intentar recomponerlos y esperar a renacer de entre las ruinas.  

 

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