Cuando la realidad asoma peligrosa
y pulula amenazante sobre el alma,
me refugio entonces en el sueño,
ese cristal moldeable y certero
que se clava sin dejar apenas huella de su paso.
Pero el corazón despierta herido,
confundido,
y en su ignorancia cree
que todo dolor posible ya se ha ido,
sin saber
que seguirá sangrando
poemas sin sentido.
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