Tengo sed de tus labios,
amor.
En tu boca he de saciar
mi abrasadora sed.
Sed de vida,
sed de amor,
sed de perderme en tu olor.
Y en tu fresca boca me posaré
como el ruiseñor en la fuente.
Amor,
sofoca este calor
que me abrasa la frente.
He de beber tu piel
como las rosas el rocío,
sintiendo la miel
de tu beso y el mío.
Perdiéndome en tu cabello estoy,
campo de amapolas salvajes,
aspirando el suave frescor,
lentamente,
de tus olas.
Y beberé el dulce néctar de amor
que da tu boca.
Saciaré así mi sed,
amor,
de fuego y roca.
Y viviré en tu boca,
tibio refugio donde reposar.
Me perderé en tus ojos,
claro espejo al que preguntar.
Y así me quedaré esperando,
amor,
que me abras la puerta de tu corazón.
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