viernes, 21 de diciembre de 2007

ORFEO Y EURÍDICE

Por una senda empinada,
con paso rápido,
él, delante;
ella, atrás,
se alejan decididos
de ese oscuro mundo infernal.
El silencio los guía y,
de la mano,
vislumbran ya a lo lejos
la salida.
¡Ay, infeliz,
que en el último tramo,
vencido por la impaciencia,
has vuelto los amorosos ojos hacia ella
a tiempo de ver cómo desaparece de nuevo!
¡Ya te despide desde lejos con la mano,
y no se queja,
pues sabe que de amor fue el yerro!

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