Hace unos días, a nadie le sonaba de nada el nombre de Susan Boyle, pero ¡oh, milagro! todo es asomarte, aunque sea de puntillas, al mundo de la televisión y convertirte acabar convertida en un fenómeno mediático. Bastan unos minutos, incluso unos segundos, de gloria para que la máquina de teletransporte más eficaz y barata del mundo, la televisión, te lleve ante la ávida mirada de millones de personas.
Susan, una mujer de 47 años, escocesa y desempleada, tuvo la valentía de presentarse a un concurso de cazatalentos británico (del tipo Operación Triunfo o Factor X), y lo hizo con su mejor talante, aun sabiendo que no tenía un físico despampanante, ni un rostro hermoso en el que lucir una bella sonrisa; contaba, sin embargo, con un arma secreta: su voz. Seguramente, cuando esta mujer salió a escena, sus “jueces” no pudieron evitar prejuzgarla por su físico y apariencia; así que, cuando entonó las primeras notas, quedaron maravillados, se hizo la magia. Ya no era una mujer aparentemente anodina, fea y gorda (según el tan cruel, y equivocado por demás, canon de belleza actual) intentando demostrar que podía cantar. Era una diosa. Quizá muchos cierran los ojos al escucharla cantar y no sea precisamente para disfrutar mejor de su voz, sino por el choque que les produce el contraste entre su hermoso timbre y su “inadecuada” presencia. Es la triste realidad. Estamos “acostumbrados” a que fama y belleza vayan de la mano, encorsetadas en un 90-60-90. Son ya unos cuantos siglos de estupidez humana, no vamos a cambiar tan fácilmente...
A Susan, alma cándida donde las haya, abrumada ante su inesperado pero apabullante éxito, se le ocurrió decir que nadie la había besado. Y hete aquí que no tardan en hacer su aparición las sanguijuelas de turno, ávidas de dinero fácil, que aprovechan el tirón de estas personas para enriquecerse a su costa. Y me refiero concretamente a Mark Kulkis, el director de una productora porno que le ha ofrecido un millón de dólares a cambio de perder la virginidad en una de sus películas. Me maravillo de hasta dónde puede llegar el desprecio del ser humano por sus congéneres.
La maravillosa Susan, porque se ha convertido en mi heroína particular, de momento no se ha pronunciado al respecto, supongo que no querrá ni dignarse a contestar a tan denigrante proposición.
Puede que gane menos con el contrato discográfico que parece que ya le han propuesto, pero al menos no venderá su dignidad.
El tal Kulkis, precavido y por lo que pueda pasar, ya ha abierto una página web donde la gente puede votar el título de la “supuesta” película y otros aspectos, como la banda sonora, la ropa que llevaría ella, o incluso su “partenaire”. Lo dicho, un asco de persona.
Os dejo enlace del vídeo para que disfrutéis de esta delicia de voz... y de persona. :)
2 comentarios:
Hace aproximadament un año ocurrió algo parecido con un hombre,Paul Potts, que en una interpretación del Nessum dorma de la opera Turandot de Puccini, dejó a medio mundo sorprendido.
http://www.youtube.com/watch?v=1k08yxu57NA
A él si le valió un contrato discográfico.
saludos
Sí, lo recuerdo. Y también recuerdo que me erizó el vello escucharlo, igual que me pasa con Susan.
Espero que ella tenga la misma suerte y salga adelante con su carrera discográfica; se lo merece.
Gracias, Sergi, por el enlace y por dejarte sentir.
Un beso
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