Si alguna vez os asomáis a un precipicio y sentís un vértigo extraño, una mezcla de pulsiones que pugnan por salir; si alguna vez os asomáis, y adelantáis un pie casi sin querer, y sentís miedo de vosotros mismos, de lo que pueda suceder, no lo dudéis: ha llegado el momento. Levantad entonces la mano y decid: Hola, me llamo… y he estado al borde del precipicio. No tardaréis en escuchar las voces amigas de otros que estuvieron antes en el mismo lugar. Todos llegarán con su palabra y entre todos trenzarán la escala de cuerda por la que podréis subir, si caéis…
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1 comentario:
Uffff!!! Bien!!
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