Llevo varios días haciendo malabarismos sobre la cuerda
floja. Decidiendo si lanzarme a la segura red o armarme de valor y tirarme de cabeza a la piscina. Por suerte, hay
veces en que la vida te despierta del
letargo con una bofetada y te das cuenta, a tiempo o no, de que puedes estar
perdiendo algo que vale la pena por miedo a las alturas. ¿Paracaídas o salvavidas? No lo sé. Puede que con ambos me rompa igual
la crisma. Lo que sí sé es que quiero volver a cerrar los ojos un sábado de reluciente
sol y, cogida de tu brazo, decirte guíame, confiando en que aún quieras conducirme
hacia ti y sin perder el paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario