lunes, 17 de diciembre de 2007

EL TELÉFONO EN ESCENA

Sala de estar de una casa bastante elegante. En el centro de la escena, un sofá y una mesita, sobre la que descansa un teléfono. Por detrás del sofá, una mujer se pasea de arriba abajo con la mirada clavada en el teléfono. Da unos cuantos paseos y finalmente se decide. Se sienta en el sofá y levanta el auricular con intención de marcar. Se detiene dubitativa. Lo cuelga. Cierra los ojos, inspira con fuerza y marca. Pasan dos segundos y cuelga con rapidez. Se desespera. Pausa. Marca de nuevo y, esta vez sí, se mantiene a la espera.
ELLA. (Pausa.) –¿Oye?... ¡Ah! Hola, qué tal… Sí, soy yo… ¿Oye? No te oigo muy bien… Sí, ahora sí… Esto, no, te llamaba para saber si te habías enfadado por lo de antes… Ya sabes, por lo que te he dicho… Ya, pero a mí me ha parecido que sí… No, en serio. Dímelo. Si te has… no, no, ya sé que no tiene importancia, pero… ¿Oye? (Para sí.) ¡Mierda de teléfono!... ¿Me oyes?... ¡Ahora! Pues eso, que siento haberte hablado así, no quería… Sí, pero quizá he sido un poco brusca. Al fin y al cabo tú no tienes la culpa… ¿Qué? ¡No te oigo bien! ¿Oye?... ¡Ahora! Mira, mejor cuelgo y te vuelvo a llamar, a ver si se escucha mejor… ¿Qué?... No, sólo será un minuto. No te entretendré mucho más, de verdad… (Pausa. Molesta.) Bueno, pues vas un poco más tarde. No creo que cierren el gimnasio por un minuto, ¿no?... ¿Qué?... ¡Es que, a veces, me sacas de quicio, Andrés. Estoy aquí intentando disculparme y tú preocupado por el dichoso gimnasio!… ¿Cómo?... (Dolida.) Ya, pues mira, será que no tengo nada mejor que hacer… Bueno, no sé, igual no ha sido buena idea llamarte… (Risueña.) ¿Sí? ¿De verdad?... Oye, en serio, perdona que haya sido tan borde contigo, ¿eh? No he debido meterme en tu vida… Ya, pero, tú estás ahora con ella y yo no tengo derecho a… Sí, pero, aun así… ¡No, claro que no! ¿Qué te crees?... Bueno, no sé, quizá un poco sí… ¿Qué? ¿Oye?... (Para sí.) ¡Esto es increíble! ¡Y luego dicen que tienen buen servicio!... ¿Andrés? (Pausa.) Se cortó.
(Cuelga el teléfono y queda a la espera por si él le devuelve la llamada. Al cabo de un rato, convencida ya de que no va a llamar, descuelga y marca.)
ELLA. (Pausa.) –¿Marta?... Hola, soy yo… No, nada, es que acabo de hablar con Andrés y… ¡Y qué quieres! Todavía no lo he superado… ¿Qué?... Pues, eso, para hablar con él y tal, pero… (Levantando la voz.) ¡Ya lo sé, pero necesitaba hacerlo! Para ti es muy fácil, tú no estás en mi situa… No, ya… Pero… Escucha, escu… Oye, que no quería ofenderte, sólo quiero que comprendas que mi situación no es demasiado agradable… Vale. No pasa nada… No, no puedo. Tengo a la niña acostada. ¿Por qué no vienes tú? Me iría muy bien charlar un rato… Ya… No, es igual… Que no, en serio, estoy bien… (Pausa.) ¿Marta? ¿Me oyes?... ¿Sí?... ¡Ahora! ¡Ahora! ¡Uf, chica! ¡No sabes qué tarde me está dando el dichoso teléfono!... No sé, no se escucha bien. Se va la voz… Sí, tendré que llamarlos para que se lo vengan a mirar… (Pausa.) No, pues eso, lo he pillado que se iba al gimnasio y no he podido hablar mucho con él… Sí, ya, pero de vez en cuando necesito oír su voz… Ya lo sé. Debería olvidarlo y poner tierra de por medio, pero… Ya… Ya… Sí… ¡Qué fácil es dar consejos, ya me gustaría verte a ti en mi situación!... (Pausa.) Lo sé, perdona… Últimamente no hago más que pedir perdón por todo… (Cariñosa.) Ya, tonta. No me hagas mucho caso… Sí, ya sé que me lo dices por mi bien… (Se sobresalta al oír lloros.) ¡Oye! ¡Marta! ¡Te dejo, que Ana está llorando! ¿Vale? ¡Ya hablaremos! Un beso, guapa… Sí, adiós.
(Cuelga y sale de escena precipitadamente. La escena queda desierta. A lo lejos, se oye canturrear una nana. Al momento, suena el teléfono. Se oyen pasos precipitados. Ella entra de nuevo en escena, sonriendo, y corre a coger el teléfono.)
ELLA. (Para sí.) Sí que has tardado en llamar. (Descuelga. Casi sin aliento por el esfuerzo realizado, pero en tono eufórico.) –¿Sí? (Pausa.) ¿Diga? ¿Eres tú, Andrés? (Pausa.) ¿Marta? (Para sí.) ¡Pff! ¡Esto es increíble! (Silencio.) ¡A la mierda!
(Furiosa, tira el teléfono y sale del escenario. En voz en off se oye el teléfono: tutu, tutu, tutu… y se acaba la escena.)

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