Día 72:
Hoy domingo es el último día que escribo este
diario. Mañana entramos en fase 1 y eso significa que ya podremos salir a ver a
nuestros familiares y amistades; es decir, recupero en parte mi libertad, así
que ya no necesitaré recurrir a esta válvula de escape, que me ha acompañado
por espacio de 72 días.
En todo este tiempo he tenido momentos buenos,
regulares y no tan buenos; he pasado por todos los estados anímicos posibles.
Este diario ha sido testigo de discusiones, reconciliaciones y de cómo se ha
ido afianzando mi sentimiento. Me ha visto completar un ciclo que creía que no
superaría nunca y me ha acompañado el día de mi 50 cumpleaños, pistoletazo de
salida de una nueva etapa vital que pienso exprimir al máximo.
Vuelvo a la vida llena de ilusión y con ganas de
comerme el mundo, de ser feliz, de hacer las cosas que me gustan y de vivir a
tope cada minuto. Carpe diem siempre
ha sido mi máxima y ahora aún más, consciente del tempus fugit.
Pero en este tiempo, no he estado sola. Pese al
confinamiento, he tenido siempre conmigo, aun en la distancia, a mis dos soles,
que me han ayudado a sobrellevar estos dos meses y pico. Gracias por no haberme
dejado de la mano ni un solo momento. Me siento afortunada de teneros y, si me
hace feliz poder volver a la normalidad, aunque sea a esta “nueva”, es en gran
parte por poder disfrutar de vosotras y poderos corresponder como os merecéis,
dándoos lo mejor de mí. Así que, cuando acabe el día de hoy y os dé las buenas
noches, se abrirá la puerta a un nuevo mañana, en el que, por fin, os podré
decir “Nos vemos”.
Día 71:
Hoy sábado me he resarcido de toda la semana
madrugando. Me he dado un homenaje y me he quedado en la cama hasta tarde
reposando y tomándome tranquilamente el primer café con leche de la mañana, que
he saboreado a pequeños sorbos, igual que tu conversación. Los fines de semana
me gusta recompensarme con estos momentos, estos pequeños instantes de
felicidad. Hacen que el esfuerzo de toda la semana valga la pena.
He dedicado la tarde a trabajar un poco, a
medio gas, eso sí, primero porque es fin de semana y segundo porque he tenido
un persistente dolorcillo de cabeza que me lleva acompañando todo el día, provocado
seguramente por el aire. Voy a salir a hacer un poco de ejercicio, a ver si se
me pasa.
Tenía intención de escribir un poco este fin de
semana y adelantar el relato, pero va a ser que no.
Sigue molestándome un poco la cabeza, pero, fiel a
mi signo, me empeño en no tomarme ninguna pastilla a no ser que se
intensifique.
Mi ángel de la guarda se ha dado un pequeño
revoloteo hasta aquí y, por unos minutos, ha conseguido que me olvidara de mi
dolor de cabeza. Eso sí es medicina natural. 😏
Voy a cenar algo y a ver una serie hasta la hora de
las buenas noches.
Día 70:
Laaaaargo día de trabajo con unos pocos ratos para
descansar. 😥
Son las 20:32 y ya lo dejo por hoy. Me he
despertado a las 2:30 de calor y no he descansado bien. Estoy tan cansada que
no me veo con ánimo ni de hacer mi rato de ejercicio. Empieza a hacer mucho
calor y me chafa bastante, así que nada, mañana será otro día. Voy a cenar algo
ligero, una ensalada, y a relajarme viendo alguna serie.
Día 69:
Me he despertado a las 5. Desde que he vuelto a
trabajar, no descanso bien. Me afecta el estrés y no dormir bien hace que,
durante el día, me sienta cansada y no rinda lo que debería. Espero que sea
temporal, por la falta de costumbre, porque tengo por delante dos meses
bastante intensos.
22:08 Aún me faltaría un rato para acabar la faena
que me había propuesto para hoy, pero ya no doy más de mí. Ya lo dejo por hoy.
Ando algo preocupada por mi amiga J. He hablado con
ella y está bastante baja de moral. Lleva así bastantes semanas. Cogió el virus
y, aunque sus síntomas fueron leves, no acaba de sentirse bien. Además, su vida
amorosa es algo tormentosa y eso la tiene hundida. ¡Qué caprichosa es la felicidad!
Unas veces tan cercana y otras, tan esquiva. Hay temporadas en que te sientes
la persona más feliz del mundo. Lo tienes todo: alguien a tu lado que te
quiere, salud, trabajo… Y otras que todo se vuelve en contra. Un sube-baja
emocional que desmonta al más pintado. En fin, en cuanto podamos salir, que
creo que será ya la próxima semana, intentaré animarla un poco, a ver si
reacciona y se da cuenta de que la vida es eso que pasa ahí fuera mientras
nosotros miramos distraídos hacia dentro. Que la felicidad está en los pequeños
detalles. Para mí, ahora mismo, la felicidad está escrita a tiza.
Día 68:
Me he levantado temprano para acabar una faena
antes de irme a hacer recados. Me llamaron, por fin, para renovarme el carné de
conducir, que me había caducado en marzo. Como siempre se cumple la maldita ley
de Murphy, cuanta más prisa tienes, más probabilidades de que te salga algo mal
y te haga perder tiempo. Pues, efectivamente, ya llevaba un buen rato
trabajando cuando, por error, le di a cerrar el documento sin guardar. Menos
mal que tenía un poco de margen y pude recuperar esa media hora y enviar el
trabajo antes de irme.
Aprovechando que salía, he ido a comprar y a
comprobar que mi ángel de la guarda está mejor. Vuelve a batir las alas. 😊
Hoy ha sido un día de esos que necesitas de vez en
cuando para desconectar y cargar pilas. Mañana volvemos a tope con la faena.
Día 67:
Trabajo, trabajo, trabajo… Media hora de descanso
para lagartijear al sol. Vuelta al trabajo. Ratito de ejercicio y de nuevo al
trabajo. 😭 Este es el resumen de este martes.
Casi añoro esos días en que tenía todas las horas
del mundo para hacer lo que quería.
Mi trabajo es así de ingrato. No tiene término
medio. Cuando viene, viene de golpe y con prisas, pero bueno, mejor no me
quejo, porque hace unos días me estaba planteando la posibilidad de meterme a
repartidora de Amazon. 😂
M se ríe de mí cuando se lo digo, dice que no tengo
espera. Y es verdad, pero qué le voy a hacer. Tengo el gen del autónomo, ese
que nos hace buscar rápido un plan B en cuanto vemos peligrar un poco el
trabajo. 😌
Mi ángel de la guarda me ha traído hoy la merienda.
Pan de molde con nocilla, que sabe que me chifla 😋. Da igual que le diga que no
me conviene y que no lo haga. Me dice “vale, vale” y luego hace lo que le da la gana (“Habla,
Chucho, que no te escucho”). 😂 Me tiene muy mimada.
Después de cenar piña para contrarrestar las
calorías de la merienda, voy a seguir trabajando un rato más. ¿No querías
trabajo? Pues toma tres tazas. 😅
Día 66:
Para ser la última semana en fase 0 se me está
haciendo algo larga. Con un poco de suerte, el domingo que viene, por la noche,
escribiré la última entrada de este diario que me lleva acompañando desde hace más
de dos meses. Hasta me da cierta pena. Creo que es una especie de síndrome de
Estocolmo, pero está claro que dejar de hacerlo significará haber recuperado mi
libertad, así que no hay mal que por bien no venga.
Vuelvo a estar on
fire con la faena. La previsión es tener trabajo hasta agosto y eso me da
cierta tranquilidad, pero a la vez activa de nuevo mis neurotransmisores del
estrés. 😌 Aunque, si me organizo bien el día, podré tomar un
rato el sol y seguir con mi rutina de ejercicio, que últimamente tengo un poco
abandonada.
En fin, que vuelvo al planning diario y a levantarme con el despertador.
La tarde se me ha pasado rápido entre trabajar, hacer un poco de
ejercicio y hacer la última llamada de vídeo de este mes para felicitar a mi
compañera P por su cumpleaños.
Me ha alegrado ver que mi ángel de la guarda,
después de pasar un día de bastantes nervios, ha recuperado la sonrisa. Es el
mejor regalo que puede hacerme.
23:21 Cuelgo esto en el blog y me voy a mi habitación,
a dar las buenas noches.
Día 65:
Domingo ajetreado entre trabajar y acabar la mesa.
Al final he decidido utilizarla en mi habitación para poner la televisión
encima. 😌 Al menos ahora tendrá algún uso.
20:55 Voy a cenar algo y a esperar la Hora Mágica.
Día 64:
Hoy ha sido un sábado tranquilo. He trabajado unas
horas y he dedicado parte de la tarde a continuar con la restauración de la
mesa. Los trabajos manuales me relajan, así que es una buena cura contra el
estrés.
También he tenido tiempo de acabar de ver una peli
que tenía a medias y empezar a ver una serie nueva. Para ser sábado no está
mal. Lástima que se ha pasado el día lloviendo y no he podido hacer mi rato de
ejercicio. A ver mañana qué tal día hará.
Mi ángel de la guarda anda algo desanimado. Tiene
las emociones a flor de piel y está particularmente sensible, pero sé que
pronto se repondrá. Es cuestión de tiempo. Además, yo voy a estar ahí para
asegurarme de que esté bien. Ho saps, oi?
22:15 Ya he cenado y voy a leer un rato hasta la
hora Mágica.
Día 63:
Por fin he estrenado la barbacoa portátil. No
ha sido fácil, no tengo demasiada experiencia con el carbón, pero al final lo
he conseguido. Eso sí, he quedado tiznada y con un olor a humo que espantaba.
He trabajado gran parte del día y también he
dedicado un rato a la restauración de la mesa, que ya va cogiendo forma. Para mi sorpresa, a la Generala le gusta cómo va quedando. ¡Eso sí es una novedad! 😌
23:23 Dejo la faena por hoy. Mañana será otro día.
Día 62:
La mañana de hoy se me ha pasado en un santiamén.
Entre ir a comprar cuatro cosillas y materiales para la mesa, he llegado a la
hora de comer.
Además, me ha llegado faena, así que vuelvo a estar
activada. Como el día no acompañaba, llovía a cántaros, he dedicado la
tarde a trabajar tranquila hasta las 18:30, hora en que había quedado con las
compañeras para hacer videollamada a C por su cumple. Como siempre, se ha
retrasado, pero bueno, al final hemos podido darle la sorpresa.
Ya tengo la mesa a punto de caramelo. Solo falta
pintarla. Veremos si la faena me deja dedicarme todo lo que querría.
22:36 Ya he cenado y ahora toca dar las buenas
noches.
Día 61:
Hoy se me ha pasado el día bastante rápido. Por la
mañana he bajado al pueblo a comprar ruedas para ponerle a la mesa y una plancha
metálica para hacerle el tablero. He comido y en seguida me he puesto con la
restauración. La verdad es que la mesa está bastante peor de lo que parecía a
primera vista, así que me he pasado la tarde masillando y lijando.
H está hoy tocadilla. Le han dado malas noticias,
pero ella es fuerte y sé que se repondrá pronto y sabrá adaptarse a la
situación. Yo estaré ahí, como siempre, para ayudarla. No ho dubtis mai!
A las 20:30 tocaba videollamada por los cumpleaños de W y S, así
que he tenido que dejar la reparación para mañana.
22:37 Ya he cenado y ahora me iré al cuarto a leer
un rato. Mis esperanzas de pasar a la fase 1 el lunes se desvanecen. Junto con Barcelona
capital, mi zona se queda en fase 0 otra semana más. 😕
En fin,
paciencia.
Día 60:
Hoy me he llevado una grata sorpresa. Ha llegado con
una semana de antelación la barbacoa que pedí hace unos días. 😋 La verdad es que
me ha hecho mucha ilusión, me he sentido como niña con zapatos nuevos.
He rescatado una mesa vieja y destartalada que
tenía la Generala guardada por ahí para no sé qué (para quemar quizá) y me he
propuesto restaurarla y convertirla en mesa auxiliar para utilizar la barbacoa.
Ya tengo nuevo proyecto. 😃
La tarde ha sido provechosa. He compartido uno de
los platos que más me gustan (la tortilla de patatas), paseo y conversación.
Solo me ha faltado encontrar la carne para estrenar la barbacoa, así que tendré que
esperar. 😴
23:08 Acabo algo de papeleo que me ha pedido J y me
retiro, a esperar las buenas noches.
Día 59:
Hoy lunes he tenido una mañana especialmente
movida. Debía acabar una faena urgente y otra no tanto. Además, a media
mañana, he tenido que hacer la renta, así que
me he levantado temprano para que me cundiera y poder quedar libre pronto.
17:08 Ya he acabado la faena, así que voy a
relajarme un ratito al sol.
Me ha pasado una cosa muy extraña. Mientras wasapeaba
con M, he empezado a oír voces, pero no en mi cabeza (que también podría ser 😂), sino en el móvil. He prestado atención y eran las voces de dos
mujeres que hablaban de trabajo. Llevada por una sospecha he abierto el Jitsi
y, para mi sorpresa, he visto que en la sala que abrí el domingo para el cumple
de A había dos mujeres reunidas. Solo he visto a una de refilón porque
enseguida me he desconectado y he desinstalado la aplicación, pero me ha
quedado un profundo malestar. ¿Esa es la seguridad que tenemos los usuarios
cuando utilizamos aplicaciones de este tipo? ¿Cómo es que estas personas han
podido acceder a la sala que yo creé? ¿Y cómo es que no se controlan entradas
posteriores como la mía? En fin, que una vez más se confirma que nuestra privacidad
está totalmente expuesta.
Tengo que grabar otro vídeo de cumpleaños, esta vez
para mi compañera W, que cumple el día 13. Será divertido.
21:31 Ya he hecho mi rato de ejercicio, que llevaba
varios días sin hacer, y he cenado algo ligero.
Ahora, a leer hasta las buenas noches.
Día 58:
El mundo al revés. Hoy que es domingo y tengo la
persiana arreglada, es el día que antes me he despertado. 😭
Día de lluvia y frío. A las 13 h hemos quedado en
dar una sorpresa a A, que hoy es su cumpleaños. Le hemos hecho una videollamada
grupal y un vídeo de todas haciendo el tonto, que le ha hecho mucha gracia. En
estos días tenemos cumples de varias compañeras, así que estaremos entretenidas
con las sorpresas. 😌
Hoy le he propuesto a la Generala pedir algo de
comida preparada para que no tuviera que cocinar. Ni qué decir tiene que ha
aceptado de buena gana. 😃
He aprovechado la tarde para acabar de ver una
película que tenía pendiente, preparar los papeles de la renta, que mañana
tengo videoconferencia con la gestora para hacerla, y he adelantado un poco la
faena de mañana, que corre algo de prisa.
19:50 Estoy entre merendar y ponerme otra película. 😔
Pues al final han caído las dos cosas. 😃
Me voy a acostar, que mañana hay que madrugar. Tengo mañana movidita entre acabar la faena urgente y hacer la renta.
Día 57:
Sábado sabadete, ¡cemento cola y murete! Hoy el día
ha amanecido gris, fresco y con ganas de descargar. Espero que el tiempo me dé
un poco de tregua y me deje acabar el apaño esta tarde o tendré que escuchar a
la Generala, que acaba de preguntarme (13:34) cuándo voy a acabarlo. 😌
Operación remiendo finalizada. No ha quedado
perfecto, pero sí para salir del paso.
Mañana tengo intención de seguir con la novela
corta. A ver si soy capaz. Ahora (22:00), película y buenas noches.
Día 56:
Para ser viernes, que es el día que más me gusta de
la semana, y que suelo tomarme de descanso, me he despertado pronto: a las 8 h.
Aunque, para ser honesta, he de decir que me he quedado un rato en la cama,
disfrutando de ese tiempo extra que te permites cuando sabes que no viene de
media hora, y que es el que más se disfruta. Cuando me ponía el
despertador, allá por el siglo pasado, eran esos famosos cinco minutos de
cortesía que te saben a gloria. Pues eso.
17:09 Ya he acabado la faena de hoy. Ya estoy de
finde. 😎 Voy a tomar un rato el sol, que se prevé cambio de tiempo para
mañana y, sobre todo, el domingo, así que cargaré pilas hoy por lo que pueda
pasar.
Contra todo pronóstico, el macetero que arreglamos ayer no ha quedado
del todo mal.
Me he animado con esto de las reformas y he pasado la tarde haciendo remiendos en casa en
plan Benito y Manolo. Ya que tenemos todo el tiempo del mundo hay que aprender
a hacer cosas nuevas. Mañana seguiré. Se me ha hecho tarde y no he podido hacer
ejercicio, pero bueno, tampoco he estado parada.
21:51 Ya he cenado y ahora a leer un poquito antes de dar
las buenas noches.
Día 55:
Juro por la Diosa que hoy quería levantarme pronto,
y de hecho me he despertado temprano (la persiana sigue pendiente de arreglo), pero
se estaba tan bien en la cama remoloneando que al final se me ha hecho tarde.
Además, el wasapeo matutino prefiero hacerlo desde la cama, porque si la
Generala me ve levantarme de buena mañana con el móvil en la mano, me arresta. 😌
Estoy ayudándola con la misión de arreglar el
macetero. Si no puedes con tu enemigo, únete a él… La verdad es que no se nos
está dando mal, para como estaba...
13:30 Ya llevo la mitad de la faena de hoy hecha. No
quiero que me pase como ayer, que me entretuve más de la cuenta y, cuando quise
salir a tomar el sol, ya se marchaba, harto de esperarme.
Leo resignada las noticias. En mi zona no pasaremos
a la fase 1 el día 11, por lo que aún no podremos visitar a la familia y amigos
(de ir a Barcelona ya ni hablamos), así que paciencia. Pero bueno, llevamos dos
meses. Ya no nos vendrá de aguantar uno más. Podría animarme diciendo que al
menos encerrada no gasto, pero ni eso. 😂 Ayer mismo compré por
internet una barbacoa pequeña plegable. Mis vecinos casi cada noche hacen
barbacoa y, en cuanto me llega el olor a madera quemada, se activan mis papilas
gustativas. Hablando en plata, que me ponen los dientes largos, y aunque
tenemos barbacoa de obra en casa, no vale la pena encenderla solo para nosotras
dos, así que ya cuento los días para que me llegue y estrenarla.
18:33 Me queda solo un tema. Ha sido una tarde
productiva en muchos aspectos. Voy a ver si acabo ya me relajo.
19:38 ¡Por fin libre!
21:35 Ya he hecho mi sesión de ejercicio. Voy a
cenar algo y a esperar a que aparezcan dos estrellas brillantes en mi
firmamento.
Día 54:
Son las 11:09 y todavía no he empezado a trabajar.
Hoy me lo he tomado con calma. He desayunado sin prisa, me he puesto al día con
las partidas de Apalabrados y luego me ha dado por arreglar el armario de los
pantalones. Curioso que te pases diez años guardando pantalones que no te pones
nunca y luego, en un arranque de estos, te dé por tirar hasta los que llevas
puestos.
La Generala anda por aquí, remugando, porque me ha
visto sacarlos del armario y, cómo no, ya me ha caído bronca por guardar tantas
cosas. Bronca si los guardo y bronca si los saco… Menos mal que la he calmado
diciéndole que se los probara a ver si alguno le iban bien. Ahí la tengo
entretenida, intentando meterse en cuatro tallas menos, y bufando. Ahora se
queja de lo que ha engordado, pero al menos estaré tranquila un rato. 😂
En fin, voy a intentar ponerme a trabajar, que
tengo por delante 32 actividades, más revisar las correcciones, y hoy hace
solecito y quiero aprovechar un rato para tomarlo.
Pues nada, que no hay manera, oye. A la Generala se
le ha metido ahora en la cabeza que quiere arreglar un macetero que está hecho
un cristo y me ha mandado a por material. Le he dicho que valía más la pena
comprar otro que arreglarlo, pero dice que es antiguo y que quedará bonito.
“¿En serio, George?” 😔
Son las 13:29 y acabo de llegar de comprar. Una
hora de cola para comprar un saquito de cemento cola, que tampoco era lo que ella
quería. Bueno, pues es lo que hay. Me dice que ahora de dónde saca la arena.
Por un momento he sopesado la posibilidad de escaparme a la playa con el cubito
y la pala, pero en seguida he desistido. Le parecería demasiado fina. 😌
Son las 13:52. No sé si intentar ponerme a
trabajar, porque sé que, en cuanto lo haga, me llamará para comer y no admite
réplica. Estoy relegada a soldada rasa, así que toca acatar.
18:37 Faena acabada. Voy a relajarme un rato al
sol.
21:29 Ya he hecho mi horita de ejercicio y ahora
voy a cenar algo y a leer hasta la hora mágica.
Día 53:
Hoy me he levantado temprano para trabajar un rato
antes de marcharme a la peluquería. Por fin, casi dos meses después y un
estropicio de por medio, he podido cortarme el pelo. Los dichos populares y las
frases tipo meme para animar están muy bien, pero hay que tener muy presente
siempre el contexto. Lo de “Querer es poder”, “Cuando quieres puedes”, “Si
nunca lo intentas, nunca sabrás si sabes hacerlo”, etc., hacedme caso, no es
aplicable cuando, como en mi caso, te dejas llevar por la euforia y coges unas
tijeras y te plantas ante un espejo. ¡No! No hace falta ser tan osado, de
verdad os lo digo; más vale esperar dos meses con greñas que esperar dos meses
con un trasquilón en el flequillo y en los laterales, además de las greñas,
claro.
En fin, una vez resuelto el desaguisado, todo ha
quedado en una divertida anécdota para explicar a mi peluquera, que ha hecho lo
que ha podido. 😂
17:17 Sigo con las actividades de matemáticas.
Llevo 16 y mi objetivo para hoy es llegar a 24.
20:13 He llegado a 36, así que ya lo dejo por hoy.
Voy a hacer un poco de ejercicio, que llevo dos días sin ponerme y, si no sigo
una rutina diaria, me coge pereza y no puede ser.
22:19 Cena ligera a base de ensalada para contrarrestar
el medio pastelito que me he zampado para merendar, junto con un café con
leche. 😌
Mañana seguimos con la faena. De momento, el relato
sigue inconcluso. Ayer lo intenté, pero no pude. Requiere demasiada intensidad
emocional y ahora mismo no me apetece entrar en ese estado. Veremos mañana.
Día 52:
Hoy tenía que empezar la faena nueva, pero por problemas
logísticos no podía ser hasta la tarde, así que he dedicado la mañana a hacer
un restyling a mi habitación. La
verdad es que, desde que me mudé a casa de mi madre, no le había prestado
demasiada atención a la habitación. No me la había hecho “mía”, como me dijo
una vez M, que quedó algo decepcionada al verla. Tenía razón. No tenía nada que
hiciera ver que era “mi” habitación, salvo una pequeña estantería, colocada detrás
de la puerta, nada visible, con algunas de mis botas de fútbol y algunos libros.
Me lo hizo notar y me animó a personalizarla. Recuerdo haberle contestado que
ya me estaba bien así, que era la casa de mi madre y tampoco lo veía necesario,
pero su comentario caló en mí y hoy me ha venido al pensamiento.
Hoy he querido cambiarla un poco y decorarla más a
mi gusto. Es importante que tu habitación se impregne de ti, de tu esencia, y
no me refiero solo a tu perfume. Así que, voilà, son las 21:15 y acabo de terminar
lo que debía ser una tarea matutina. No he hecho nada más. No he trabajado, no
he continuado el relato, ni he hecho ejercicio, ni merendado, siquiera. Solo
intentar dejar huella.
Día 51:
Hoy ha sido un día muy especial. He recibido multitud de mensajes de felicitación y videollamadas
sorpresa tanto de mis compañeras de equipo como de un grupo de amigas. Ambos
grupos se han currado un vídeo-regalo que me ha llegado al alma. Me han hecho
sentir querida y han conseguido que me desapareciera el mal sabor de boca que
me provocaba cambiar de decenio. La verdad es que cumplo 50 sintiéndome bien físicamente y dispuesta a estrenar una nueva etapa con ganas de
comerme el mundo, de viajar y pasármelo bien.
Pero el día de hoy no solo ha sido especial gracias
a ellas, mis amigas, sino también a esos dos soles que adoro y que me cuidan y miman
tanto.
Gracias, M, por el día de hoy, por pasarlo conmigo
y gestionar todas las sorpresas para que saliera todo bien. Gracias por los
regalos y por cumplir parte de mi lista de deseos. Seguiremos cumpliéndolos y tachando de la lista. 😉
Y gracias a ti, H, por mantener intacta la ilusión de verme y
compartir conmigo un ratito pese a tres extenuantes días de trabajo. Gracias por el regalo y la sorpresa.
Soy afortunada de teneros cerca, de teneros en mi
vida. Solo puedo añadir: gracias de 💗.
Día 50:
Las hormigas siguen haciendo de las suyas. Pese a
haber rejuntado el zócalo de mi habitación, siguen apareciendo. Tendré que
hacer una nueva inspección para ver por dónde narices se cuelan. A la Generala
la oigo refunfuñar por la cocina. Por lo visto, también hay algunas por allí. 😂
Sea como sea, hoy he de acabar la faena (son las
13:31 y me quedan 33 páginas), que mañana quiero dedicarlo por completo a mi
cumpleaños, que estoy segura de que estará lleno de sorpresa agradables.
17:20 Después de un ratito de sol, vuelvo a la
tarea.
19:37 ¡Por fin! Tras un descanso para merendar,
trabajo acabado. Justo a tiempo para no fastidiarme la sesión de ejercicio. 😏
22:50 Cenita y a descansar, que mañana me espera un gran
día. 😍
Día 49:
Hoy es el Día del Trabajador. Todos los años me ha
pillado trabajando a tope y con la rabia de no poder celebrarlo. Este año,
curiosamente, también voy a celebrarlo trabajando, pero esta vez con alegría, dando
gracias de poder hacerlo. Después de un mes de sequía laboral, empieza a
llegarme algún pequeño encargo, que es recibido como agua de mayo, así que
nada, a trabajar se ha dicho.
Quedan dos días para mi cumpleaños. Hoy me he
levantado especialmente desasosegada ante el hecho de cambiar de decenio, pero
bueno, tras una conversación-bálsamo, estoy algo más conforme. Voy a tomármelo como
una nueva etapa en mi vida que pienso quemar a tope.
He pasado la tarde intentando mejorar el soporte
para la pera de punching ball, pero no ha habido manera. Ratito de ejercicio,
cena ligera y vídeo para ponerme al día con las compañeras y mis niñas.
Día 48:
El día de hoy no ha sido demasiado productivo en
cuanto a trabajo, pero sí en otros aspectos. He hecho un curso de alimentación
saludable a medias, lo hemos aprobado y, para celebrarlo, hemos merendado
chocolate deshecho y cruasán. 😂
He aprovechado para hacer la compra y ya poco más,
un rato de ejercicio y cena ligera para contrarrestar calorías. 😌
Ahora (22:08) ratito de lectura y mañana a acabar
la faena, que preveo tener otra la semana que viene y no es plan ahora de
solaparlas y estresarme. 😃
Día 47:
Mañana de limpieza de habitación. La Generala se ha
tirado mes y medio dándome la tabarra para que quitara las cosas de encima del
armario. Tenía las típicas cajas que dejas momentáneamente, a la espera de
tener un rato para ordenarlas, y que acaban formando parte del mobiliario in
sécula seculórum. Bueno, pues por fin, hoy ha llegado el día. Luego les ha
tocado el turno a varias cajas que tenía debajo de la cama, primas hermanas de
las primeras. La verdad es que eran un incordio a la hora de limpiar la
habitación. Cada vez que fregaba debajo de la cama, que de por sí ya es
bastante incómodo, y me topaba con ellas me acordaba de que tenía que buscarles
otro sitio. Mañana, pensaba. Y así cada día hasta hoy. En fin, efectos colaterales
del confinamiento. Estoy segura que los hogares de este país no han estado
nunca tan ordenados y limpios como ahora.
13:24 Voy a intentar trabajar un rato, si la
Generala me deja y no me encomienda otra misión. 😌 Aún me queda arreglar la persiana, que no baja del todo y hace que me despierte
al amanecer, pero eso ya queda para otro rato o para mañana. 😉
16:03 Segundo intento de ponerme a trabajar.
21:42 Ya he hecho mi hora de ejercicio, he cenado y
me he puesto al día con la faena. ¡Reto superado! 😊
Ahora, a leer un ratito hasta la hora mágica.
Día 46:
Hoy llevo un día muy relajado. Como el sol hace
acto de presencia a su antojo, he aprovechado esos ratitos en que se muestra
generoso para tomarlo fuera, en el jardín. De momento, de las 30 páginas que he
de corregir hoy solo llevo 7, pero bueno, no es urgente y tengo todo el día.
Mi ángel de la guarda ha vuelto a su trabajo
normal, dentro de la anormalidad en la que vivimos sumidos, y ha podido
aterrizar unos minutos en mi puerta. Esta vez soy yo la que le devuelve el consuelo
que tantas veces me ha brindado.
16:34 Después de comer y tomar un rato más de
sol, sigo con el trabajo.
21:00 Me quedan 12 páginas para acabar la tarea de
hoy, pero he tenido que intercalar una pequeña faena, así que tampoco me quejo.
Teniendo en cuenta que me he puesto al día con las partidas de Apalabrados y he
empezado incluso nueva lectura, el promedio no está tan mal. Eso sí, el relato
sigue sin continuar y me he saltado el ejercicio. Eso ya me sabe más mal.
S me ha enviado un cuento que ha escrito su hija de
5 años. Impresionante la capacidad que tiene de redactar. Sin duda, tiene altas
capacidades, lo que en este país, con el sistema educativo obsoleto y
anacrónico que tenemos, es más una problema que otra cosa. Se revela como una
escritora en ciernes.
21:40 Cena rápida. A ver si me da tiempo de adelantar
algunas páginas más de corrección.
22:11 Consigo irme a dormir con tan solo 7 páginas de
desfase. Mañana será otro día. Soleado, espero. 😎
Día 45:
Ya se sabe que los lunes son el peor día, el que
está más lejos del deseado fin de semana, pero si encima amanece nublado, ya
¡apaga y vámonos!
Voy a trabajar un rato en un pequeño encargo que no
me llevará más de una semana de trabajo, a razón de un par de horas diarias,
pero algo es algo.
Comida y vuelta a la faena. Me gustaría tener
tiempo de reemprender el relato, así que voy a ponerme las pilas.
19:36 Acabo por hoy el trabajo. Voy a hacer algo de
ejercicio antes de que se haga oscuro.
Finalmente no he podido escribir. Mañana veremos si el día me da más de sí.
Mi ángel de la guarda anda hoy desangelado. Ha sido
un día duro, difícil, y habrá más, así que hoy toca invertir los papeles,
convertirme yo en su ángel de la guarda, e intentar que recupere la sonrisa. Saps
que pots comptar amb mi!
Día 44:
Sol, sol, sol… Hoy he aprovechado este fantástico
día para cargar pilas a tope. Ni lectura, ni juegos, nada, solo cerrar los ojos
y dejarme acariciar por los rayos.
Mi ángel de la guarda ha pasado un momento a
traerme correspondencia urgente, cosa que le agradezco de corazón, y un
bomboncito. De nada sirve que le diga que estoy ya en la operación bikini, le
da igual, sí o sí tengo que comérmelo, pero vamos, que no me resisto mucho, la
verdad. 😌
Por la tarde, improvisado poema a cuatro manos para
compartir y rato de ejercicio, hoy sí, que ayer me lo salté. Aunque un ratito
de punching ball por la mañana sí he hecho. Le voy cogiendo el tranquillo a la
pera y ya no tengo tanto miedo de que me dé en la boca y me salte algún diente, o sea, que me voy relajando y cualquier día me doy. 😂
21:42 Ya he cenado mi megaensalada y voy a hacer
tiempo viendo alguna peli hasta la hora mágica de las videollamadas. Bendita
tecnología.
Mañana lunes ya toca volver, por unos días, a
trabajar y a intentar acabar el relato. Veremos.
Día 43:
Me he pasado la mañana luchando contra una invasión
de hormigas que tengo en casa. Se meten por todas partes. ¡Hasta en la cama me he
encontrado alguna! He decidido rejuntar todo el zócalo de mi habitación, porque
he visto que el suelo había cedido un poco y habían quedado rendijas por las
que, por lo visto, salen. No estoy muy segura de haberles ganado la partida,
seguro que encontrarán algún otro resquicio por el que aparecer, pero bueno. El
tiempo lo dirá.
Después de comer he tomado un poco el sol y he
acabado de leer un libro que tenía pendiente.
Por la tarde hemos revisado con J la bomba de
riego, que no funcionaba bien, y, luego, he felicitado a mi sobrino, que hoy ha sido su santo.
Por la noche he visto una película y ya toca acostarse. Ha sido un día bastante relajado. Mañana a por otro.
Día 42:
Día radiante de sol y, por tanto, día de felicidad
absoluta, con las pilas cargadas a tope. Además, la Prezi está hoy más animada,
así que día perfecto.
Me he relajado tomando el sol y por la tarde he
hecho un poco de ejercicio. He estado probando la pera de punching ball y la
verdad es que relaja eso de darle mamporros. Es un gustazo, la verdad.
No he escrito, no he trabajado… Nada, solo ocio,
pero es que es viernes y ¡el cuerpo lo sabe!
El lunes ya me pondré con la pequeña tarea que me
han encargado y continuaré el relato. Los findes son para descansar y cambiar
de ritmo. Aunque sea descansar de no hacer nada. 😅
21:46 Ya he cenado y dudo entre acabar de leer un
libro o ponerme una peli. Creo que va a ganar la peli. Hasta mañana.
Día 41:
Hoy es el día de Sant Jordi y en Cataluña lo
vivimos como una gran fiesta. Las calles se llenan de paradas de libros y el
aire se impregna de un penetrante perfume a rosas. En todas partes se llevan a
cabo cientos de actividades relacionadas con la literatura y la leyenda de Sant
Jordi. Este año lo hemos vivido de una forma inusual, nunca vista en nuestra historia.
No hemos podido llenar las calles de algarabía, de risas, de idas y venidas con
rosas recién compradas y libros para agasajar a nuestra persona especial. No,
no hemos podido pisar las calles, pero no por eso renunciamos a nuestras
tradiciones. Los balcones se han llenado de rosas, de pancartas, hemos inundado
la Red con vídeos de nuestros niños recitando cuentos en los que Sant Jordi o
la princesa vencen, no al dragón, sino al puñetero virus que ha paralizado
nuestras vidas por completo. Y, aunque las floristerías han permanecido
cerradas (cosa que siento profundamente, pues creo que se les debería haber permitido
abrir hoy), muchos supermercados y tiendas que sí han abierto han tenido el
detalle de regalar a sus clientes una rosa para que nadie se quede sin ella.
Pese a no poder compartir físicamente este día
especial con toda la gente que quiero, ha sido un hermoso día. He recibido dulces
y emotivos regalos que me han alegrado el paladar y el alma. Me siento muy querida
y doy gracias por ello.
El colofón del día, haber adelantado un poco el
capítulo, así que no se le puede pedir más.
Día 40:
Hoy, al menos, no ha llovido, menos mal, ya empezaba
a mirar tutoriales en Youtube para construirme una (b)arca.
A media mañana me ha llegado la pera de punching
ball, así que, entre encontrar la manera de hincharla y pensar cómo colgarla,
se me ha pasado el rato rápido.
Mañana veremos si soy capaz de colgarla como es
debido y empiezo a darle mamporros para quemar ansiedad, que veo que los
guantes tienen una buena protección y aguantarán lo que les eche.
Aparte de leer un poco y de ir a la farmacia a por
mascarillas y medicamentos para mi madre, que tiene dolor de muelas, no he hecho mucho más. Ni siquiera andar. Hacía fresco fuera y me
ha dado pereza. Pero al menos he cenado ensalada para acallar mi mala conciencia.
¡Tacháááán! Por fin he conseguido sentarme delante del
ordenador y empezar el último capítulo. No es que haya escrito mucho, pero ya
he roto el hielo. Ya puedo dormir tranquila. Mañana más.
Día 39:
¡Por fin un día con algo de aliciente! Tener faena,
aunque haya sido poca, me ha devuelto por un rato a mi antigua rutina. He
tenido que madrugar y he pasado la mañana trabajando.
A mediodía ya volvía a engrosar la lista de
confinados desocupados, pero bueno, seguiré con mis ocupaciones literarias
mientras espero que se obre de nuevo el milagro y alguna otra editorial
despierte del letargo y me envíe faena.
La publicación de mi nuevo libro está siendo muy
bien acogida por la gente, que empieza a preguntarme cómo adquirirlo. Tanto si
estás leyendo esto porque me sigues o lo haces por casualidad, por haber sido arrastrado
por las olas de internet hasta esta isla, aquí te dejo el
acceso
por si quieres hacerte con él.
19:15 Sigo luchando contra mi aversión a seguir con
el relato. No sé por qué me cuesta tanto ponerme. Bueno, en realidad sí lo sé,
van a suceder acontecimientos duros, dolorosos, y no me apetece entrar en ese
escenario, aunque sea de ficción. Me siento como el verdugo que ha de cumplir
con su obligación e inconscientemente me rebelo contra ello (tampoco quiero dar
muchos detalles para no hacer
spoiler).
Aunque suene a desvarío, siento que mis personajes están vivos, que viven en
una especie de limbo, en un mundo paralelo, donde esperan pacientemente
acontecimientos, es decir, que me ponga a escribir. Solo que ahora tengo la
sensación de que, si me demoro en hacerlo, les estoy regalando algo más de
tiempo, algo más de vida. No es que me relacione o hable con ellos, no, ni que
se me rebelen, pobrecitos, esto no es la
Niebla de Unamuno, ningún personaje vendrá a
pedirme explicaciones o a suplicarme que no haga lo que es inevitable; en mi
relato no rompo ninguna
cuarta
pared, solo en mi mente.
En fin, incluso me doy cuenta de que toda esta disertación
no tiene otro propósito que desviar mi atención y alejarla de donde sé que no
quiere ir, hacia el relato. Y sé que, como en el célebre artículo de Larra, cada
día me voy diciendo “vuelva usted mañana” para mañana decirme lo mismo y así boicotearme
perpetuamente.
Bueno, dejaremos que llegue mañana, a ver si me
levanto menos metafísica, me sacudo las tonterías de la cabeza y sigo
escribiendo lo que ha de ser escrito.
Día 38:
Hoy ha sido un día especial. Ha llegado mi libro, recién salidito del horno, y me han pasado una pequeña corrección. No dará para mucho, porque es poca cosa, pero al menos es trabajo. Esperemos que empiece a espabilar la faena porque, si no, me meto a repartidora de Amazon. 😂
Día 37:
Domingo de relax total. Ha llovido todo el día y no he podido salir al jardín, así que me he dedicado a leer, jugar y ver películas. Lo más destacable, la reunión por videollamada para darle una sorpresa a T, que era su cumple.
Día 36:
El día se me ha pasado en un suspiro. La mañana la
he dedicado a leer al sol y a buscar lugares interesantes que visitar en la
Provenza, adonde iré con M de vacaciones, si todo va bien, este agosto. La verdad
es que me hace mucha ilusión. Son sitios donde no he estado nunca y estoy deseando
salir y pasármelo bien.
Por la tarde, repaso de mi oxidado francés, que me
irá bien para el viaje, ratito de lectura, ejercicio y película. Con esto ya me
ha dado la hora de cenar, así que ya queda otro día menos para la libertad.
Anuncian medidas de desconfinamiento para niños y
para hacer deporte seguramente el día 27, así que parece que la cosa va bien.
La verdad es que, al final, me he ido acostumbrando a esta rutina y no lo llevo mal.
Ha sido un sábado de relax, me siento bien y
tranquila. Mañana más de lo mismo.
Día 35:
En estos días de confinamiento, nuestra cesta de la
compra ha ido variando sustancialmente. Empezamos arrasando con el papel
higiénico, luego le tocó el turno a los frutos secos y el chocolate, al vino,
las olivas y los aperitivos, luego fue la harina y ahora, por lo visto, nos da
por los artículos de deporte, así que yo, para no ser menos, acabo de comprarme
una pera de punching ball y unos guantes para dar un poco de vidilla a mi
improvisado gimnasio, que hasta ahora se surtía de macetas, maceteros, árboles
y mucha imaginación. 😅
Hoy toca empezar el último capítulo del relato,
pero es duro, doloroso, y me da cosa ponerme. Voy a sufrir escribiéndolo, no
por el proceso de escritura en sí, que a veces también cuesta, sino por la
historia, pero sé que, aunque duela, el relato debe continuar o, como cantaba
Freddie Mercury en una canción que siempre me emociona, “The show must go on”.
De momento, son las 13:56 y no me veo. Además hoy
estoy preocupada. Uno de mis ángeles ha sufrido un percance y se ha lastimado
un ala. Y saber que no puedo hacer nada por aliviar su dolor me entristece
profundamente. Me dice que es fuerte y que no pasa nada, pero sé que me lo dice
para que no me preocupe, y yo no puedo evitar tener un nudo que me sube del
estómago a la garganta. Luego he de ir a comprar y aprovecharé para asegurarme
de que esté mejor.
21:43 Después de una hora de ejercicio y más tranquila,
ceno y me relajo. No he escrito nada, pero da igual. Mañana será otro día.
Día 34:
Hoy se me ha pasado el día muy rápido. De hecho,
pensaba que era miércoles, así que cuando he visto que era jueves, la alegría
ha sido enorme. Un día menos.
He recibido un mail en el que me avisan de que el
lunes me llega el pedido de libros que compré en Amazon. Estoy como niña con
zapatos nuevos esperando que me lleguen. No veo la hora de tener mi libro en
las manos. 😃
Aunque no he escrito ni una sola palabra del
relato, estoy satisfecha del día. He aprovechado para leer un poco y hacer mi ejercicio
diario.
Mañana empezaré el último capítulo.
Día 33:
Hoy el sol me rehúye. Cuando salgo de casa,
dispuesta a tomarlo un rato, se esconde. Entro en casa y, de nuevo, aparece.
Así hemos estado un rato, jugando al gato y al ratón, hasta que me he cansado y
me he quedado dentro. Menos mal que, al menos, las musas se han dignado a
aparecer por aquí. He tardado todo el día, pero lo he conseguido. ¡He acabado
el penúltimo capítulo!
Mañana, más. 😊
Día 32:
Hoy ha sido un día tranquilo. La mañana se me ha pasado
en un suspiro. Después de comer, ratito de sol, y por la tarde, merienda y ejercicio
para contrarrestar todas las calorías que me he merendado.
20:55 Hoy no he escrito ni una sola palabra. Las
musas parecen rehuirme. Mañana les tenderé una trampa, a ver si las cazo y
puedo continuar el relato.
Día 31:
Si el domingo fue relajado, el lunes aún más. La lluvia no me ha impedido celebrar un improvisado día de la mona: de buena mañana, he desayunado chocolate deshecho con un cruasán y he recibido un huevito de chocolate por sorpresa. Después, ya tarde de relax, partidas y película. Tengo un dolor de cabeza horrible. Tanta pantalla me va a matar. He de intentar desconectar un poco de la tecnología.
Día 30:
Domingo de relax total. He compartido pizza, risas, sol, y he conseguido uno de los retos que me habían propuesto. No se le puede pedir más al día.
Día 29:
El día ha sido de lo más tranquilo. Como es sábado,
he dejado la tarea de escribir para el lunes, así que no he hecho más que
descansar de no hacer nada, tomar un poco el sol, tomar un vermut especial, jugar
partidas y, eso sí, una hora y media de andar y ejercicios.
Pero hoy era especial. Hoy hace tres meses que, como
Blancanieves de cuento, volví a la vida con un beso.
Día 28:
La inactividad de ayer me ha pasado factura. He
dormido fatal, así que no puedo ceder a la pereza. He de imponerme como
obligación hacer ejercicio cada día para quemar la ansiedad. Es de la única
manera que logro descansar en condiciones.
12:44 Voy a ponerme un rato con el relato. No es
que me apetezca mucho, pero mis personajes me reclaman y ya no puedo hacerlos
esperar más. Voy a invocar a mis musas a ver si se dignan a aparecer por aquí y
me echan un cable. Igual es que también están confinadas… 😂
14:49 Llega H a regalarme una ración de abrazos.
Esta Semana Santa trabaja cada día, así que estaré bien surtida. Se ha empeñado
en que me quedara un trozo de pizza para comer. Cualquiera le dice que no.
Cuando se le mete algo en la cabeza es peor que yo. 😌
Después de comer he aprovechado para tomar el sol
un ratito, hoy sí con protección, hasta que se ha levantado un poco de aire.
15:45 Grabo un vídeo para felicitar a R, que hoy es
su cumpleaños.
Hoy la escritura me está cundiendo, así que voy a intentar
dormir un poco y descansar. Haber dormido mal me produce cansancio y me
disperso.
17:30 No hay manera de dormirme, así que me relajo
con las partidas pendientes.
19:00 Hoy toca hacer ejercicio sí o sí.
Mientras camino me gusta pensar en mis cosas. Andar ayuda a
aclarar las ideas. Ya lo hacían los estoicos en su momento. La cuestión es que
me ha venido a la cabeza, de repente, el motivo por el que ayer no pude dormir.
Es mucho más sencillo y banal de lo que imaginaba y no tiene nada que ver con
la falta de ejercicio o el estrés. Resulta que ayer por la tarde, sobre las 19
h, me tomé un café con leche para acompañar la merienda y esa fue mi perdición.
Así que, resuelto el misterio de la noche en vela, decido entrar ya en casa.
Han sido solo 40 minutos de ejercicio, pero bueno, la cuestión es hacer un rato
cada día.
20:40 Voy a seguir escribiendo un poco más, ahora que
tengo el cerebro oxigenado. 😄
21:15 Pequeño descanso para cenar algo.
21:57 Último empujón al relato por hoy.
23:00 Bueno, ya lo dejo por hoy. Otro día pasado.
La verdad es que los días se me pasan bastante
rápidos. Además, con H y con M tengo contacto diario y eso siempre es una inyección
de ánimo. Nos damos los buenos días, las buenas noches y, a veces, incluso,
hasta las buenas tardes. 😊
Con M hablamos bastante por la noche. Cuando nos
damos cuenta han pasado dos horas y es de madrugada, pero nos ayuda a conciliar
el sueño.
Día 27:
Hoy me he levantado sin demasiadas ganas de hacer nada. Creo que me dedicaré a relajarme y a leer.
14:30 Me voy a comprar. Necesito cuatro cosillas y un abrazo.
17:11 Mientras lagartijeo un rato al sol después de comer oigo a lo lejos a unos vecinos. Repasan el abecedario con su hija y le van preguntando sumas fáciles 2+5, 3+4... La niña responde diligente y con entusiasmo, aunque no acierta demasiado con los resultados. Se la nota contenta de contar con la atención de sus padres. Algo bueno tenía que traer el confinamiento.
19:20 Se me ha ido la tarde en un plis plas, y eso que no he hecho nada. Ni siquiera ejercicio. Eso sí, la merienda no la he perdonado. 😌
21:15 Parece mentira lo que dan de sí las partidas. Me he puesto también a jugar al solitario y ya para qué quiero más. Me ha dado la hora de cenar. Cuando salga de este confinamiento voy a tener que hacer una cura de ludopatía. Encima hoy me he enterado de que igual se alarga el confinamiento hasta el 10 de mayo y eso significa pasar mi cumple encerrada, justamente este que era algo más especial. 😔
En fin, paciencia.
Día 26:
He dormido del tirón hasta las 8:30, hora en que me
han llamado para ver si podía ir mañana de voluntaria al Banco de Alimentos.
Con todo el dolor de mi alma he tenido que rehusar. Le he explicado a la chica
que vivo con mi madre, que es mayor, y que tiene miedo de que salga y la
contagie. Lo ha entendido perfectamente, pero aun así le he dicho que, si no
encontraban a nadie, que me avisara. No lo harán, seguro que hay más
voluntarios, pero bueno. No le he dicho nada a mi madre por no hacerla sentir
mal, porque me diría que hiciera lo que quisiera, pero de mala gana, así que
mejor evitarle el mal rato.
He pasado la mañana poniéndome al día con las
partidas atrasadas. La verdad es que jugar a juegos de este tipo (Atríviate,
Preguntados, Apalabrados…) es una buena manera de mantener la mente ágil, te
ayuda a refrescar tus conocimientos de cultura general y a ampliar vocabulario.
Antes de comer he estado lagartijeando un ratito,
nada, diez minutos, pero tapada hasta el cuello, para evitar quemarme. 😅
Esta tarde tendré que salir a comprar cuatro
cosillas que hacen falta. No quiero arriesgarme a encontrarme con que el jueves
y el viernes esté cerrado por vacaciones de Semana Santa. ¡Qué raro se me hace
ahora la palabra vacaciones! Recuerdo
una entrevista que le hicieron una vez a un recién jubilado. El hombre no lo
llevaba demasiado bien. El entrevistador le dijo que se alegrara, que ahora
viviría siempre de vacaciones, y el hombre le contestó algo que se quedó
grabado en mi cabeza y en lo que he pensado muchas veces. Dijo que las
vacaciones servían para descansar del trabajo, que si no lo tenías, no eran
vacaciones.
15:18 Voy a ponerme con el relato, a ver si me
cunde como ayer y le doy un buen tirón. Además, hay quien espera su avance con
impaciencia. 😉
Finalmente no he ido a comprar. Mi madre dice que mejor mañana por la mañana, que habrá pan tierno. No he querido decirle que hacen pan todo el día por no discutir. A veces, a las madres hay que darles la razón, aunque no la tengan. La verdad es que tampoco es que me apeteciera mucho salir, así que no he insistido lo más mínimo. Si mañana me encuentro el súper cerrado, pues tiraré de gasolinera.
20:00 Salgo un rato al jardín a hacer ejercicio
porque, después de merendar medio paquete de pistachos y un trozo de pan con
queso, o lo hago o me voy a sentir muy culpable luego, así que ¡venga!
20:35 Hoy me he cansado pronto del ejercicio.
Apenas 35 minutos, pero bueno, mejor que nada.
21:54 Para compensar he cenado 3 rodajas de piña en
su jugo. 😓
Ya descanso por hoy. Voy a ver alguna serie. Al
menos estoy satisfecha de mi avance en el relato. Otro día más pasado. Mañana más.
A por el -17.
Día 25:
Ha amanecido un día fresquito, pero casi lo
prefiero. Ayer me quemé tomando el sol y hoy no hubiera podido ponerme a
tomarlo aunque hubiera querido.
12:21 Voy a seguir con el relato. A ver si avanzo
un poco, porque llevo un ritmo que, a este paso, no lo acabo ni en dos
confinamientos. 😌
13:55 La verdad es que me está cundiendo. Ya he
escrito, en este rato, casi lo mismo que ayer y anteayer juntos. Presiento que
este será un martes fecundo.
18:28 Por lo visto, un efecto secundario e imprevisto
del virus esta semana consiste en unas ganas locas de preparar pasteles. Parece
que medio país ha caído. Mi madre también, así que ahora mismo estoy merendando
bizcocho que, para más inri, he rellenado de nocilla. La ansiedad está haciendo
estragos en mí. ¡Pero si no había acabado de comer y ya estaba comiendo
pistachos! Como no nos dejen salir pronto de casa, no vamos a salir corriendo,
no, vamos a salir rodando… Y encima nos pillará casi en verano, ya sin tiempo
para la operación bikini. Pero bueno, me consuela el hecho de que estaremos
todos igual. Visualizo playas llenas de cuerpos que llenarían de regocijo al
mismísimo Botero, si levantara la cabeza.
La verdad es que, pensándolo bien, no compensa. Me
acabo de comer el bizcocho y la sensación de disfrute es ridículamente corta
con la que me sobreviene después de mala conciencia, así que me voy al jardín a
ver si quemo una décima parte de las calorías que acabo de engullir o, al
menos, intento congraciarme conmigo misma y me autoconvenzo de que la poca
fuerza de voluntad que tengo ahora mismo es fruto de la situación, no de mi
adicción al dulce. 😕
20:50 He estado una hora y media haciendo
ejercicio, bueno, andando y haciendo una especie de circuito improvisado, pero
todo cuenta.
Me he pesado y he cogido dos kilos en menos de un
mes, así que he decidido que mañana empiezo con la dieta no-chocolate. Esta
noche me despediré de él comiéndome un último bombón. 😝
Ya descanso por hoy. Estoy bastante satisfecha. He
aprovechado bastante el día. Mañana a por el día -18.
Día 24:
Mañana de lectura al sol. Cuando
no se tiene demasiado que hacer, levantarse no muy temprano tiene la ventaja de
que, a la que desayunas y lagartijeas un rato, llega la hora de comer, así que
las mañanas se me pasan volando.
17:30 He apurado el sol al
máximo, pero ahora ya toca entrar en casa y dedicar la tarde a escribir.
Hoy he cenado temprano. A las 21:14 ya me había
acabado mi maxiensalada. Es la que me salva, a medias, de mi mala conciencia por hacer menos ejercicio del que debería. 😌
Voy a seguir un rato más con el relato, a ver qué
tal se me da. Entre ayer y hoy he escrito apenas un folio, pero me da igual. No
tengo prisa. La historia ha esperado demasiados años a ser acabada como para
que me deje llevar ahora por la impaciencia. Quiero disfrutarla y hasta
tengo cierto miedo de acabarla. Tengo la sensación de que mis personajes viven
en una especie de universo paralelo, de limbo literario, y que cuando cierre la
historia, cuando les prive de acción, morirán, quedarán inánimes. Aunque, bien
pensado, no debo preocuparme por ellos. Volverán a la vida con cada lector y lo
acompañarán en la aventura. Supongo que es la misma sensación que tienes cuando
llegas al final de un libro que te gusta mucho y te das cuenta de que, cuando
acabes de leer la última palabra, la que precede al FIN, habrá acabado todo:
desaparecerá el escenario en el que visualizabas a los personajes, dejarás de
acompañarlos en sus miserias y alegrías, esas que son tan parecidas a las
tuyas, a las mías... En fin, lo dejo por hoy. Creo que me ha dado
demasiado el sol y desvarío un poco. 😏
Otro día tachado del calendario. Un día menos para
la libertad.
Día 23:
Hoy he dormido mejor y, como es domingo y hasta Dios descansó, me lo voy a tomar de descanso. Hace un día radiante, así que me pongo al sol a lagartijear.
12:48 Acabo de ver una mariposa. Ha revoloteado a mi alrededor, como intentando llamar mi atención, y luego ha continuado su viaje. Hacía mucho tiempo que no veía una. Eso significa que la calidad del aire es magnífica. Al menos que esta situación traiga algo bueno.
13:45 H me trae un termómetro y un abrazo. Acostumbradas a vernos casi cada día y obsequiarnos siempre con un abrazo sentido, la verdad es que cuesta sobrellevarlo.
Ahora mismo, con M, la distancia física es inversamente proporcional a la emocional. Pese a estar lejos, ambas nos sentimos cerca.
Tarde de relax leyendo, jugando y con siestecita incluida.
22:45 Me preparo una cena ligera. No tengo mucha hambre. Todavía me pesa el cocido de la comida (antojo de mi madre) y el trozo de bizcocho de la merienda (antojo de la misma). 😆
Ha sido un domingo de verdadero relax. Mañana volveré a la faena, es decir, a continuar con el relato. ¡Ya queda un día menos!
Día 22:
Me he despertado tarde. Para variar anoche me costó
dormir, pero cuando lo hice ya fue del tirón. Lo primero que he hecho al abrir
los ojos ha sido ponerme el termómetro. Anoche H me hizo prometerle que lo
haría y yo siempre cumplo mi palabra. No tengo fiebre, así que me animo. Con un
poco de suerte es un resfriado común, pero, si finalmente lo tengo, pues
tampoco pasa nada, a pasarlo en casa como los miles de españoles que lo están
pasando estoicamente.
M me cuenta que ha dormido mal. Esta semana va
regular de ánimos y yo no quiero, además, preocuparla con mi estado de salud.
Las dos se preocupan mucho por mí. Tengo mucha suerte. Me siento muy querida
por ellas, tanto, que a veces dudo de si estoy a la altura y soy capaz de
devolverles la mitad del cariño que recibo de ellas.
He hablado con M y ya está más animada. H, por su
parte, ha recorrido todo su pueblo buscándome un termómetro solo porque le he
dicho que el mío iba un poco lento… Son un amor. De camino al trabajo ha pasado
a traerme unas fresas. No la he dejado darme un abrazo y hemos mantenido la
distancia de seguridad. Debemos tener precaución, al menos hasta descartar que
yo no esté contagiada. Si mañana sigo sin fiebre, ya no podré negarme. 😊
He aprovechado el magnífico día de sol para
lagartijear un rato. Tengo las pilas ¡a tope!
Ahora mismo (14:20) me siento genial. Me siento con
fuerzas y, aunque han alargado (como ya se preveía) la fecha de salida hasta el
26, estoy animada. Empieza la cuenta atrás. Hay que verlo así. 22 días que
iremos dejando atrás, uno tras otro, hasta conquistar la libertad. Después
habrá que seguir tomando precauciones, claro, pero al menos podremos salir de
casa. Nos esperan tiempos duros económicamente, pero creo que hemos ganado en
humanidad y solidaridad. Eso debería ser la humanidad: luchar todos juntos y
dejar atrás la individualidad que hasta ahora nos caracterizaba. Espero que
esta crisis sanitaria sirva para curar esa crisis ética, de valores, en la que
estábamos sumidos, eso lo veremos con el tiempo, y también para que el Estado
se haga de una vez consciente de que los héroes y heroínas de verdad no llevan
capas, sino batas, y actúe en consecuencia. Hemos visto que tenemos los mejores
sanitarios del mundo, pero un deficiente sistema. Hay que tomar cartas sobre el
asunto.
19:00 Ya lo dejo por hoy. He dedicado un buen rato
de la tarde a seguir con el relato. No he escrito mucho, porque he estado revisando
las notas. Tener clara la estructura de la historia es básico antes de ponerse
a escribir.
Hoy no hago ejercicio físico. Reservo mis fuerzas
para mañana y, si sigo como hoy, ya me daré el alta y haré vida normal, bueno
la normal del confinamiento, claro.
Ratito de series y a dormir. Ya queda un día menos.
Día 21:
Esta noche me he despertado a las dos y pico con el
corazón desbocado. Pensaba que me ahogaba. En épocas de estrés ya me había
pasado, pero ahora no me siento especialmente nerviosa. No sé. Supongo que,
aunque no piense en ello, la situación me afecta y los nervios me salen de
noche.
Hoy hace un día magnífico. Luce el sol y eso
significa recarga de pilas a tope. Aunque me despierto con dolor de garganta
por las mañanas, luego se me pasa, así que de momento estoy bien.
12:20 Voy a seguir con la novela. La empecé en
2004, así que, antes de ponerme a escribir, he de leerla desde el principio
para volver a entrar en la historia y recuperar el enfoque narrativo. Será una
novela corta, ahora llevo 26 folios escritos, así que hoy espero poder empezar
a escribir. Veremos lo que da de sí el día.
M y H andan algo bajas de moral. M por el trabajo y
H por cuestiones personales. Hoy me toca a mí animarlas a ellas y hacer que
vuelvan a sonreír.
19:07 Acabo de terminar la lectura de las páginas
que llevo escritas hasta ahora. He hecho algún pequeño cambio, pero sin
importancia. Ahora toca invocar a las musas y continuar la historia, aunque
creo que están haciendo la siesta. Estoy algo cansada. Creo que lo dejaré por hoy. Si el texto ha
esperado 16 años, no vendrá ahora de un día. 😏
Hoy no he podido seguir la clase de ejercicio. Instagram
no funciona bien. Ayer pasó igual. Creo que, entre todos, estamos colapsando la
Red. Si nos quedamos sin internet, sí puede haber más de un suicidio. 😅
21:45 Voy a cenar algo y miraré de acostarme
temprano. Me siento cansada. No haber
dormido bien esta noche pasada me está pasando factura.
Día 20:
He salido de casa para hacer los recados, pero la
verdad es que no me ha aliviado en exceso la salida. Más bien ha sido
estresante. En el supermercado, se respiraba un ambiente tenso. La gente hacía
la compra con cierta impaciencia y hasta he escuchado gritos en una cola. La
chica de seguridad ha tenido que intervenir y, durante unos minutos, no ha
cesado la escandalera. La gente está nerviosa, alterada, cansada e irritada.
Esta situación puede hasta con el más pintado, pero no debemos caer en actitudes
como esta. Todos estamos igual y es importante mostrarse solidarios y
pacientes. Un ambiente crispado solo consigue crear malas energías. Yo estaba
deseando acabar de comprar para volver a casa. Con eso lo digo todo…
12:54 Ha salido el sol, aunque de forma tímida, así
que aprovecho para lagartijear un rato y cargar pilas mientras dure. Aunque
hace un poco de viento, me niego a entrar en casa, al menos mientras sienta el
calorcito de un rayo solar en mi cara.
Hoy quería dedicar la tarde a continuar con la
novela corta, pero al final mi cuerpo ha decidido que prefería dormir una
siesta y he estado dos horas out.
He hecho un poco de ejercicio, eso sí, pero nada
más. Me siento algo cansada, creo que me he resfriado.
A ver cómo paso esta noche. La pasada me costó
conciliar el sueño y he vuelto a despertar de madrugada.
Espero que esta descanse mejor.
Día 19:
Me he despertado sobre las tres y pico de la
madrugada. Tenía pesadillas. De nuevo, igual que pasara ayer, M se ha
despertado también a esa hora. Qué coincidencias más extrañas…
Inauguramos el mes de abril con lluvias. He pasado toda la mañana y parte de la tarde
preparando la documentación para el trimestre. La impresora hace de las suyas
y, cuando le parece, no detecta la tinta negra, así que, después de mucho
pelearme con ella, estoy imprimiendo las hojas en azul pitufo. No quiero ni
imaginar la cara que pondrá mi gestora cuando lo vea, pero en tiempos de
confinamiento, en que no hay copisterías para hacer fotocopias como Dios manda,
hay que echar mano de la imaginación y apañárselas como sea. Para más inri, no
creo que pueda acogerme a las ayudas estatales que ofrece el gobierno para los
autónomos, así que nada. Resignación. Por suerte, tengo mi colchoncito de
ahorros y saldré adelante.
Ya me tomo el resto del día libre. Ya he “trabajado”
suficiente por hoy. Merienda y sesión de series.
21:49 Tengo mucho cargo de conciencia de no haber
hecho nada de ejercicio hoy. Ha llovido todo el día y no he podido salir al
jardín, así que voy a andar media hora por dentro de casa para quedarme
tranquila. Está claro que no es lo mismo, pero bueno, algo es algo.
M está particularmente triste hoy. Le afecta tanta
lluvia. Yo lo llevo mejor, así que he intentado animarla como he podido.
Con H nos lamentamos del dineral que estamos
perdiendo al no poder trabajar, pero llegamos a la conclusión de que somos
afortunadas de perder solo dinero. Ya le he dicho que, ahora mismo, la moneda más
valiosa es la salud y que estamos invirtiendo en nuestra salud y en la de
nuestras madres, con las que convivimos y a las que debemos preservar de
contagio.
He de pensar qué hacer mañana. Aparte de salir un
rato a la civilización para llevar los papeles a la gestoría y comprar,
necesito buscarme algún proyecto nuevo ahora que ya he publicado el libro. Creo
que me pondré con una novela corta que empecé hace años. Es el momento de
acabarla y, quién sabe, ¡quizá de publicarla! Ahora que ya lo tengo por mano... 😉
Día 18:
Me he despertado poco antes de
las seis de la mañana. Hacía días que no me pasaba. Curiosamente, a M le ha
pasado lo mismo. Quizá nuestros biorritmos están conectados. 😄
Recibo un mail de Amazon
comunicándome que el e-book ya está disponible. Por fin tengo el libro subido
en los dos formatos. El esfuerzo ha valido la pena. Ahora falta vincularlos y
que empiecen a aparecer en la red.
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Portada |
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Portada trasera |
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E-book |
Como ya he acabado con las
maquetas del libro, que me ha ocupado todos estos días, M me ha puesto deberes
para hoy temiendo que me aburra. 😆
Quiere que escriba un soneto en
clave de humor sobre el café que me tomo cada mañana. Ahí va:
Un soneto me invita a hacer Preciosa
acerca del café de la mañana.
Sin tomarlo, el encargo se enmaraña.
Debe creer que hacerlo es fácil cosa.
A sus ojos no quiero verme ociosa
y me levanto por si me regaña.
Lo primero, lavarme la legaña
para hacerme a sus ojos más hermosa.
Que nadie dude que esto es amorío.
Al menos yo no dudo que ella me ama.
Pero vuelvo al café, que ya me lío.
Cuando a tomarlo voy está ya frío
y al coger la taza se me derrama.
Menos mal que de todo yo me río.
La verdad es que ha sido divertido hacerlo y he hecho que M se ría un rato. En estos momentos, la risa es el bien más preciado.
Tarde ociosa jugando partidas de Apalabrados,
Preguntados y Atríviate. Al menos me sirven para mantener mi mente en forma.
Desde ayer tenía antojo de merendar chocolate con
churros, así que hoy me he dado un homenaje.
A las 20:15 he hecho la habitual clase de ejercicio
y he maldecido mil veces los churros, que en más de un momento han amenazado
con salírseme por la boca durante los ejercicios.
Ahora ya recuperada (21:42), después de la ducha, voy
a relajarme viendo alguna serie y a acostarme temprano, que mañana me espera papeleo. Toca
preparar el trimestre, ese gran “amigo” de los autónomos. En fin, ahora
hablando en serio, espero que lleguen las tan esperadas ayudas para nosotros
porque la situación es insostenible. Llevo tres semanas sin trabajar y lo que
me queda.
😟
En resumen, hoy ha sido un día agridulce, dulce por haber sacado a la venta mi libro, y algo triste por ser una fecha de malos recuerdos, pero he conseguido no pensar en ello y pasar el día bastante tranquila, así que prueba superada.
Día 17:
No madrugo demasiado. ¿Para qué?
Sin obligaciones laborales tengo todo el tiempo del mundo. Este lunes amanece
pintado de gris. Soy una persona solar, necesito el sol para cargar mis
energías y, si paso varios días sin él, empieza a darme el bajón, me quedo sin
pilas. Recuerdo hace años un viaje de cuatro días a Inglaterra en el que no vi
el sol ni de refilón. Fue estresante. Tenía unas ganas de volver que me moría.
(11:30) Me pongo a la lucha con
la maqueta del e-book. ¡A ver quién gana hoy!
(17:25) Acabo de subir la
maqueta, está en proceso de revisión. Ahora solo toca esperar que no haya
errores y pueda darla por buena. Ya lo dejo por hoy.
A las 20:15 tengo cita para mi
clase en línea de ejercicio con la mejor preparadora física, sorayammolina, que
se conecta cada día desde Instagram para que nos mantengamos en buena forma
física en estos momentos de confinamiento. Es una gran profesional y sobre todo
una excelente persona, a la que quiero especialmente y me alegro de tener en mi
vida.
Intento hacer el rato/reto de pádel que no pude hacer ayer por la lluvia, pero nada, el tiempo no da tregua. Queda la revancha para otro día.
La clase de ejercicio ha ido muy bien, aunque no me siento las piernas. Voy a merendar algo, que me lo he
merecido. No todo va a ser quemar calorías. 😆
Algo más tarde H, de camino a entregar material
sanitario, pasa un minuto a entregarme a mí un abrazo y pastel de atún, que
sabe que me encanta. Ceno de maravilla con el improvisado regalo, veo una serie y me acuesto, no sin antes tener mi
habitual charla con M.
Día 16:
No tengo excesiva prisa en
levantarme. Suelo despertarme sobre las 9:30, pero me he dado una vuelta en la
cama y, a la que he vuelto a abrir los ojos, eran las 10:15. Ahora ya sí toca
levantarse, tampoco nos pasemos.
Sigo peleándome con la maqueta de
ebook, no lo he hecho nunca y me cuesta pillarle el truco al programa que
utilizo.
Es domingo, así que tampoco me
estreso mucho. Estoy un poco perezosa. Creo que la maqueta quedará ya para
mañana. Al menos que el domingo tenga algún aliciente especial con respecto al
resto de los días, si no se me va a hacer bastante monótono el encierro.
Cumplir con mis partidas
pendientes también me ocupa bastante tiempo, así que cuando me doy cuenta,
entre eso y ver alguna serie, se me ha pasado el día. A veces me pregunto qué
pasaría si nos quedásemos sin internet…
Con M hemos vuelto a acercar
posiciones y H no desaprovecha la más mínima ocasión para regalarme un abrazo
de camino al trabajo, cosa que le agradezco infinitamente. Vuelvo a sentirme
bien, tranquila y en calma. Y es gracias a ellas. Ambas, cada una a su manera,
me hacen mucho bien.
A media tarde, aprovechando el
solecito, he salido a “lagartijear” un poco al sol, pero en seguida se ha
estropeado el día y ahora llueve (17:32). Lástima, quería jugar un poco al
pádel contra mi muro y vengar mi derrota del otro día. 😆
Día 15:
¡Por fin he conseguido subir la
maqueta! Estoy exultante. Tardará unos días en estar disponible en Amazon, pero
mi faena ya está hecha.
A mediodía he
salido un momento a comprar y me ha ido bien para airearme un poco y cargar
pilas. Además de la compra, me he llevado un abrazo y una sonrisa. ¿Qué más se
puede pedir?
Dedicaré la tarde a intentar
maquetar una versión para ebook y a ponerme al día con las partidas a medias. A
las 21 h tengo llamada de vídeo grupal con mis compañeras de equipo y no puedo
faltar, así que casi tengo la agenda más llena ahora que cuando estoy
trabajando. 😆
La noche ha dado mucho de sí acompañada
de M.
Día 14:
Hoy he tenido un dulce despertar gracias a M. He pasado todo el día peleándome con la maqueta y, cuando por fin he conseguido subirla a la plataforma de Amazon, me ha dado error por los márgenes. ¡Vuelta a empezar! 😡
Mañana será otro día. Hoy ya no doy para más.
Día 13:
Hoy acabaremos la tarea de voluntariado. Puede que me sigan llamando para otras labores, pero mi madre está asustada. No quiere que salga a la calle y yo me debato entre hacerle caso, por su seguridad, y ser coherente con mi ética personal, que me dice que todo aquel que pueda ayudar ha de hacerlo.
4:55 Ya estoy en casa. Por fin hemos acabado con el trabajo asignado. Cansada, pero satisfecha de haber podido ayudar. Esta tarde toca revisar maqueta y paginarla, si se deja. 😏
18:25 Finalmente he decidido dejar el voluntariado. No sé si me avisarán más o no, pero mi madre está asustada y no debo ponerme en riesgo, así que, si me llaman, tendré que decir que no. Me siento frustrada, pero es mi obligación.
Mi relación con M ha vuelto a la normalidad, cosa que agradezco, porque es una pieza importante en mi vida.
Día 12:
Mañana de voluntariado, con vermut improvisado en marcha, y tarde de relax jugando partidas y viendo series. Al acostarme me asalta mala conciencia de no haber hecho ejercicio ni haber tocado la maqueta. Me falta paginarla, revisarla y ya estará lista. Me gustaría tener listo el libro para mi cumpleaños y regalármelo, pero no creo que dé tiempo.
Día 11:
Toda la mañana la he dedicado a las labores de voluntariado.
Es una tarea ardua que se lleva muchas horas, pero poco a poco vamos avanzando.
Mañana dedicaré unas horas más y seguramente el jueves habremos finalizado con
la tarea encomendada. Esta tarde adelantaré un poco la maqueta, me pondré al
día con las partidas a medias y veré series para relajarme. Hoy estoy cansada,
no me apetece hacer ejercicio y además hace frío.
Día 10:
Hoy me he levantado de buen humor. A media mañana me han avisado y he ido a ayudar como
voluntaria. Mucho trabajo, pero feliz de poderlo hacer. Mañana, más. He llegado
a casa tarde, así que hoy no me pondré con la maqueta. Lo primero es lo
primero. Cuando ya no me necesiten, seguiré con ella. Ahora toca relajarse, ver
alguna serie y escribir el diario, claro. 😉
No me ha dolido la cabeza en todo el día. Está claro que era
de tantas horas de pantalla. Me voy a acostar satisfecha. Lo mejor del día,
haber podido ayudar, por supuesto, y también la alegría de compartir una comida
improvisada que me ha transportado a
tiempos mejores. Mañana volvemos a la batalla.
Día 9:
Me paso toda la mañana maquetando. Sigo con dolor de cabeza
y siento opresión en el pecho, pero creo que es ansiedad, así que por la tarde decido
hacer algo de ejercicio para relajarme. Luego me dedico a cumplir retos: el de
papel higiénico aún no lo he logrado, solo he conseguido nueve toques, pero el
de dar diez toques con el canto de la pala de pádel, iniciado por Jud, sí lo he
hecho, después de varios intentos. 😊
He aprovechado para jugar al pádel contra la pared. He
perdido. 😝
Ahora juego a Apalabrados, Atríviate, Preguntados…, no me da
la vida para tanta partida pendiente.
Me encomiendo a mi ángel de la guarda, veo un capítulo de
serie y me acuesto, satisfecha del día.
Día 8:
Me levanto con mucho dolor de cabeza. Discutir siempre me
desestabiliza. Siento agobio. Necesito calma, así que me tomaré mi tiempo para
gestionar mi situación emocional.
He acabado de maquetar la parte de poesía y paso la tarde
organizando los microtextos que incluiré. Eso ya queda para mañana. Hoy es el Día
Mundial de la Poesía y, pese al confinamiento, lo hemos celebrado tímidamente
con las chicas del grupo. Las he animado a colgar su poema favorito.
M me envía varios mensajes preocupándose por mi estado. Se
lo agradezco, pero ahora me conviene rebajar el nivel de intensidad. Solo así
podré hacer mi proceso y encontrar de nuevo la calma. H también está preocupada
por mí. Hablamos varias veces y, aunque intento tranquilizarla, sé que sufre
igualmente. Es su naturaleza.
A las 20 horas, he salido al jardín a sumarme al homenaje
que cada día se les rinde a sanitarios y ahora también a los niños, por su
paciencia.
La verdad es que hoy me ha cundido bastante el día. La
maqueta avanza a buen ritmo, pero ahora (20:49) ya es hora de descansar, ver
alguna serie y esperar que mi ángel de la guarda se acuerde de mí.
22:26 Sigo con dolor de cabeza. Me tomo la temperatura. No
tengo fiebre. Respiro tranquila. De momento, aguanto.
Esta noche no voy a ver ninguna serie. El dolor de cabeza
solo me pide descanso. Mañana será otro día. Mi objetivo para mañana: maquetar
toda la parte de microtextos.
Día 7:
Hoy voy a salir a comprar y siento una mezcla de excitación y
temor. Al final, tantos días confinados, acabaremos todos con agorafobia. Entiendo
cómo se deben de sentir los presos que salen de permiso. Hoy es mi día de
permiso. Hoy salgo de esta jaula de oro que es mi casa.
Lo mejor del día, haber disfrutado de una comida especial, una
clase de ejercicio compartida y haber podido contemplar Barcelona desde el improvisado
mirador en la planta alta del aparcamiento del Mercadona, y sobre todo distinguir
el Tibidabo, un lugar mágico que llevo y llevaré siempre en el corazón.
Por la noche hago videoconferencia con varias amigas y luego discuto con M. Quien
quiera saber, que hable con ella. En fin, un día casi perfecto.
Día 6:
Hoy me he dado un poco de tregua. Me he despertado a las 10,
pero me he hecho un rato la remolona antes de despertarme. H y M se levantan
siempre antes que yo, pero ninguna falta a su costumbre habitual de darnos los
buenos días.
Hoy me dedicaré por completo a la maqueta. Veremos si me
cunde. De momento he desayunado y me he puesto a escribir este diario, que
también requiere su tiempo.
Sigo esperando que me llamen para hacer de voluntaria.
14:18 Llevo tres horas organizando mis textos. De momento he
empezado con el apartado de poesía y, por fin, he podido hacer una lista de los
poemas que aparecerán en la nueva edición. Ahora hago un parón para comer, de
fondo oigo en la radio noticias catastróficas sobre la expansión del virus y
las medidas cada vez más restrictivas con la población. Bon appetit!
He intentado realizar el reto lanzado por mis compañeras de
equipo de darle diez toques a un rollo de papel. Después de media hora de
intentos fallidos y de cargarme medio rollo de papel, he llegado a nueve toques.
¡Qué rabia! Lo he dejado por imposible. Eso sí, el papel no pienso desperdiciarlo.
;)
Por la tarde me relajo un poco viendo series y me acuesto,
no sin antes hablar con mis soles.
Día 5:
Me he despertado a las 7. Soñaba. Pero he cerrado los ojos
y, cuando los he vuelto a abrir, eran las 10. Con M y H me doy los habituales
buenos días y me levanto rápido para intentar no saltarme ya, el primer día, el
planning que me tracé ayer. Mientras desayuno pienso en que ofreceré, a las madres
de uno mis grupos de WhatsApp, un cuento personalizado para sus hijas que las
distraiga un rato.
12:33 Acabo de apuntarme como voluntaria para ayudar a
Servicios Sociales de mi pueblo a dar servicio a la gente más vulnerable. Ojalá
me avisen. Necesito sentirme útil. En estos momentos es cuando hay que
practicar la solidaridad. Tengo cierta carga de consciencia de estar aquí
tumbada en la tumbona, en el jardín, escribiendo y escuchando cantar a los
pájaros a mi alrededor mientras hay gente prácticamente hacinada en pisos que
lo está pasando muy mal.
Por la tarde hago mi rato de ejercicio físico y grabo un
vídeo para las compañeras del grupo dándoles algunas indicaciones, en clave de
humor, para que hagan algo de ejercicio en casa.
La tarde me está cundiendo. Ya he diseñado la portada del libro.
Ya solo me queda la parte más entretenida: hacer la maqueta con los textos. No
será tarea fácil, pero si algo tengo ahora es tiempo…
Algo más tarde recibo una agradable sorpresa: un abrazo
furtivo que me carga las pilas para toda la semana.
Me tomo mi tiempo libre para ver varios capítulos de series,
ceno algo ligero y me voy a acostar, no sin antes ver a mis dos soles por
videollamada, como cada noche. Sus sonrisas me acunan. Buenas noches, preciosas.
Día 4:
Me he despertado relativamente temprano, sobre las 9:30,
pero he decidido dormir un poco más. M y H, cada una por su parte, me dan los
buenos días ajenas a que son ellas las que hacen que sea bueno mi día. Me
levanto a las 10:30 para desayunar. He pensado en hacerme un planning diario
porque no quiero que me pase como ayer, no quiero pasarme el día en el sofá,
colgada de las pantallas.
Voy a ponerme las 10 como hora máxima de levantarme,
desayunaré y a las 12 saldré al jardín a andar o correr, a hacer algo de
ejercicio que me libere del agobio mental. También he decidido dedicar este
tiempo a cumplir uno de mis proyectos que tenía postergado: publicar los textos
del blog que permanecen inéditos, así que con esta tarea estaré entretenida.
De momento, son las 14:11 y ni he andado ni he mirado nada
de la publicación, pero estoy escribiendo este diario, que también me
entretiene y que me permitirá, cuando todo esto pase, reírme de mí misma y de
mis miedos.
17:20 Acabo de hacer una hora de ejercicio físico y me
encuentro relajada y tranquila. Me ducho y me pongo a buscar, entre mis
escritos, los cuentos infantiles que escribí hace tiempo. Le he prometido a M
que se los enviaría. Luego me pondré ya a la tarea de investigar en qué
plataforma me conviene más publicar.
Whassapeo un rato con S, quien me dice que mataría por tener
un jardín. Ella tiene una hija de 4 años muy movida e inquieta intelectualmente
y me doy cuenta de lo que deben de estar pasando los padres con hijos. Soy muy
afortunada. Y no me refiero al hecho de no tener hijos, sino a tener jardín. 😉
Después de un rato de investigar, creo que publicaré con
Amazon. Me tomo la tarde libre para ver un par de capítulos de series que me
distraigan.
Antes de acostarme hago videoconferencia con M y H. Una es mi
tormenta y la otra, mi timón. Pero las dos me hacen sentir querida y eso es
para mí, ahora mismo, un bálsamo. Me duermo tranquila sabiendo que, cada una a
su manera, ambas velan mi sueño.
Día 3:
Me levanto a las 8:30 para acabar la faena, que finalmente
no podré llevar a Barcelona. Me avisaron ayer tarde de que la editorial estaría
cerrada y me pidieron que enviara las correcciones en PDF. Hoy diluvia, así que
ni siquiera puedo salir al jardín.
A media mañana, sobresalto. Mis sobrinos se han quedado un
rato solos en casa (mi cuñado trabaja y mi hermana hace teletrabajo estos días,
pero ha tenido que acudir a la empresa a una reunión). Los niños llaman a casa
y le dicen a mi madre (con la que vivo) que han escuchado un ruido en el
garaje. Mi madre intenta tranquilizarlos, pero noto que está asustada. Me visto
y cojo el coche, desafiando la prohibición. Todo el camino me lo paso ensayando
qué le voy a decir al policía de turno cuando me pare:
-Señora [empezamos mal], ¿dónde va? ¿No sabe que estamos en estado de alerta?
-Es una urgencia, mis sobrinos están solos y han escuchado
un ruido.
-¿Y por qué no han avisado a la policía o a sus padres?
(Silencio y encogimiento de hombros.)
Ensayo mil respuestas a mil posibles réplicas, pero por
suerte no me encuentro ningún control. Llego a su casa y mis sobrinos me reciben con una
sonrisa traviesa que los delata. Inspecciono con ellos la vivienda, como una
aventura, porque ya sé que ha sido cosa del aburrimiento y que no hay ningún peligro.
Me lo tomo como un juego y los tres recorremos todas las estancias mirando debajo de las camas, detrás de los armarios, en los rincones más insospechados, buscando
huellas invisibles de imaginarios ladrones. Cuando nos aseguramos de que todo
está bien, les doy una suave reprimenda porque, aunque sean niños y estén
aburridos, han de ser conscientes de la situación, de que me han hecho exponer
a una multa y a que me lleve el virus para casa y contagie a mi madre, que es
mayor. Creo que han aprendido la lección.
Paso toda la tarde en el sofá, pegada al móvil, whassapeando
con todos los grupos habidos y por haber, y sobre todo con H y con M, que son
los dos soles que me alumbran en estos días de tormenta interior.
Tengo dolor de cabeza de tanta pantalla. He de intentar
desengancharme de este vicio tecnológico, pero soy consciente de que ahora es
para muchos un salvavidas al que aferrarnos para no perder el único contacto con
el exterior, para no sentirnos, si cabe, más solos.
Por la noche hago una llamada de vídeo grupal con mis
compañeras de equipo, que me devuelven la alegría por un rato. Me río con sus
payasadas. Son las mejores.
Me voy a dormir con una sonrisa dibujada en mi boca. Te he
visto sonreír.
Día 2:
Hoy sí consigo levantarme a la primera. En cuanto suena el
despertador a las 8 de la mañana, venzo mi costumbre de retrasar la alarma cada
5 minutos hasta la media hora y me
levanto, convencida de que hoy será… ¿un buen día? He de acabar la faena que
mañana entregaré en Barcelona (si el coronavirus lo permite) y ni siquiera sé
si la editorial estará abierta, pero da igual, la faena he de tenerla lista por
si acaso.
Pese a vivir en una casa con jardín, no se me acaba de ir el
malestar mental que me produce el saber que no puedo salir a la calle. A veces,
no necesitas barreras físicas que te barren el paso, basta con saber que no
puedes hacer algo para que se active un mecanismo mental de permanente agobio. Y
ahora mi mayor agobio es saber que no puedo llegar hasta ti.
Esta tarde he decidido tomármelo con humor y, puesto que no
está en mis manos hacer nada, le pondremos buena cara
al mal tiempo. Grabo un vídeo de mi particular lucha contra el virus.
Por la noche, desafío todos los controles por un abrazo.
Será duro renunciar al abrazo diario.
Día 1:
Me despierto a las 8:30 de la mañana. Tengo que trabajar y acabar una faena, así que intento levantarme, y digo "intento" porque a continuación me paso una hora diciéndome que tengo que levantarme, sin éxito. Está visto que tengo poco poder de autoconvicción. Finalmente consigo levantarme a las 9 y pico y me pongo a ello, maldiciéndome por tener que trabajar un finde en lugar de pasármelo bien saliendo a... ¡Dios mío! a ningún sitio... Todo lo relacionado con el ocio está cerrado. No puedo quedar con las compañeras para hacer el pádel de cada sábado, no puedo hacer el vermut en el bar después, no puedo reunirme con la familia para hacer una calçotada, en fin, no puedo salir de casa para hacer nada de lo que me apetece. Y lo peor es la sensación claustrofóbica que me coge al escuchar que el lunes será "obligatorio" quedarse en casa salvo para comprar alimentos, medicamentos, poner gasolina o ir a trabajar... Ya tengo la nevera llena, no estoy enferma (por suerte), tengo gasolina en el coche y me han suspendido las clases, o sea, que no tengo ninguna excusa creíble para que me dejen estar en la calle. ¿Cómo lo hago entonces si me apetece darte un abrazo, si necesito uno de ti y no estás cerca?
Esto parece el guion de una película de ciencia ficción: un temible virus amenaza la vida en la Tierra y sus moradores tienen prohibido cualquier contacto físico y están confinados en casa. Pero nuestra protagonista inventará mil y una maneras de burlar todos los controles para salir en busca del antídoto que solo ella conoce y que puede salvar el planeta. ¿Lo logrará? Próximamente en los mejores cines...
Con este pensamiento, pues, sigo con la tarea, ya más reconfortada, sabiendo que, igual que la protagonista de la película, yo también, tarde o temprano, hallaré la manera de encontrar mi antídoto contra la tristeza: llegar a ti.